Vitoria. Entre los principales quebraderos de cabeza en la mesa de Josean Querejeta, además de reforzar una maltrecha dirección de juego que se encuentra coja ante la inesperada marcha de Prigioni a los Knicks y la bisoñez de un Heurtel casi con los dos pies fuera del próximo proyecto, aparece en rojo la figura de Andrés Nocioni. El anuncio de la renovación del Chapu, el hombre que, con permiso de Maciej Lampe, proporcionó al Baskonia el salto de calidad soñado en la recta final de la pasada temporada, continúa demorándose pese a que todas las partes involucradas aluden únicamente a la existencia de "pequeños detalles" y "ciertos flecos" para que la operación no vea todavía la luz.
Entre las ofertas y contraofertas que unos y otros se envían durante los últimos días, existe un punto que genera cierta fricción, si bien tiene visos de llegar a ser solucionable en unas conversaciones que parecen bien encaminadas. Se trata de la duración del nuevo vínculo que ligaría a Nocioni con el Caja Laboral. En el caso del alero santafesino, su pretensión pasa por una fecha de caducidad que, al menos, se extienda hasta junio de 2014. Es decir, un par de temporadas que le aseguren cierta tranquilidad en lo que debe ser, a juicio de su entorno, el último gran contrato que firmará como profesional.
Mientras la amenaza de la NBA ha pasado de largo tras el desinterés de alguna franquicia a la hora de ofrecerle la posibilidad de retomar la aventura estadounidense y Nocioni contempla como primera opción la negociación con el Baskonia, ambas partes se afanan en limar estas pequeñas diferencias que no deberían dar al traste con el desenlace positivo de las conversaciones. Querejeta necesita garantizarse el sí del Chapu por muchos motivos. Es una pieza mediática que sirve para llenar las gradas del Buesa Arena, insufla un carácter evidente al equipo pese a no ser ya el alero rutilante de la primera etapa y, sobre todo, le conviene dar algún golpe de efecto en una masa social desencantada. En un mercado estival donde el conjunto vitoriano se está quedando rezagado en la frenética espiral de fichajes y renovaciones emprendidas por los grandes de la ACB y del Viejo Continente, la continuidad de Nocioni vale su peso en oro. Y más tras el tremendo varapalo que ha supuesto la negativa de Prigioni a seguir vistiendo la elástica azulgrana.
Pero ello implica un esfuerzo económico y también asumir ciertos riesgos para el futuro. Los problemas físicos sufridos por el albiceleste en la recta final de la pasada temporada y su edad (32 años) obligan a actuar con cautela. Y por todos es conocido que el Baskonia únicamente plantea contratos de larga duración a aquellas promesas de la canasta sumergidas en el inicio de su carrera y que son susceptibles de llenar las arcas del Buesa Arena de dinero gracias a un traspaso. Nocioni no entra dentro de ese perfil, pero el club es consciente de que deberá traicionar alguno de sus planteamientos para retener a alguien tan especial.