Seraing. El Tour no es nuevo en Lieja. Ya salió de ahí en 2004. Aquel era el año de Iban Mayo, que durmió los días previos a la carrera en la ciudad valona soñando que podía destronar a Lance Armstrong, como ya había hecho semanas antes en la Dauphiné Liberé, para evitar que ganase su sexto Tour consecutivo, todos desde 1999. Mayo, claro, no ganó aquel Tour. Supo muy pronto que no derrocaría al tejano, en las primeras etapas del pavés donde se dejó un puñado de minutos tras una caída. Luego, se vino abajo en los Pirineos y, hundido, ni siquiera llegó a París.
Mientras Mayo soñaba con ganar el Tour, las noches de Lieja eran largas y angustiosas para Miguel Madariaga. Primero, Gorka González fue rechazado por la organización porque en los controles previos a la carrera dio valores sanguíneos anormales, con lo que Euskaltel salió de Lieja con solo ocho corredores. Peor aún, esos días el británico David Millar reconocía haber recurrido a el EPO para mejorar su rendimiento y en su declaración acusaba directamente a Jesús Losa, médico entonces del equipo vasco. Madariaga le apartó rápidamente y Euskaltel, finalmente, salió en el Tour.
En aquellos días convulsos, uno de los que alzó la voz para arremeter con violencia contra Euskaltel y Madariaga fue Jean-René Bernaudeau, ahora mánager del Europcar, el equipo francés que se salió en el Tour de 2011 con Voeckler y Rolland, y al que, según el diario parisino L'Équipe, investiga la Fiscalía de Salud de París por supuesta utilización de métodos irregulares de recuperación de sus ciclistas por las noches.
El caso Europcar, por ser una mancha más para este deporte, no es que alegre a muchos, pero siendo Brenaudeau sobre quien pesa la acusación, a Miguel Madariaga, que está estos días en Lieja pero regresa mañana a Euskadi, le vino a la memoria el ensañamiento pasado del francés en el mismo escenario y serio y rencoroso respondió cuando le preguntaron por ello: "A todo cerdo le llega su San Martín".
No se extendió mucho más en el asunto el mánager vizcaíno porque tiene otras cosas en la cabeza. El futuro de Euskaltel y la Fundación es el más relevante. De momento, no se ha sellado aún el acuerdo definitivo para un traspaso entre la empresa de telefonía que asumirá la gestión del equipo y la Fundación Euskadi, dueño de los contratos de los corredores y en cuyo patrimonio figura, entre otras cosas, la flota de autobuses.
También es dueña la Fundación de la licencia World Tour que expira este mismo año. Mientras Euskaltel e Igor González de Galdeano, el nuevo mánager, tratan de atar los últimos flecos, Madariaga se ha reunido con la comisión de licencias de la UCI para explicarles los pormenores del futuro proyecto que, aunque con carácter continuista, tomará el relevo. La UCI, de momento, ha escuchado, se ha mostrado conforme y ha dado luz verde al proceso de solicitud de licencia World Tour, que en las próximas semanas se centra en el envío de toda la información sobre las particularidades del proyecto.
Derechos de formación Madariaga, según aseguró Alberto García Erauzkin, presidente de Euskaltel, el pasado lunes, seguirá muy vinculado al equipo ciclista. Su labor se podría centrar en la base y trabajaría, como siempre, desde la Fundación Euskadi. Sobre la base y la cantera también recibió Madariaga esperanzadoras noticias de la UCI, que trabaja en un proyecto para instaurar los derechos de formación en el ciclismo, como ya ocurre en otros deportes en los que los clubes de base reciben una compensación económica cuando los deportistas que han crecido en sus escuelas llegan a la elite. Esa normativa podría entrar en vigor en 2014.