Bilbao. Se anclan las turbadoras masas pelotazales en ellos, en su clase, en su mirada acechante, en su admirada disposición al espectáculo, al sufrimiento; porque ellos, Aimar Olaizola y Juan Martínez de Irujo, son los discípulos de los grandes maestros de la pelota a mano, deliciosos rivales en un enfrentamiento llamado a hacer historia, como fueron los planteados por Atano III y Miguel Gallastegi o José Luis Akarregi, Hilario Azkarate y Atano X, Retegi I y Julián Lajos, Retegi II y Ladis Galarza, Arretxe o Tolosa, y Patxi Eugi y Rubén Beloki. Encuadrados en la órbita del planeta manomanista, tan preciado como inhóspito por la dureza de la distancia, repleto de escombros por todo lo vivido hasta el momento, los enfrentamientos entre los grandes adversarios siempre han marcado época.
El eibarrés Don Miguel Gallastegi, zaguero pegador y gran fajador preparado físicamente como él solo, encontró la horma de su zapato frente al tercero de la saga de los Atano, Mariano Juaristi, considerado uno de los mejores manistas de la historia. Si bien sus encuentros en tamaños encuentros fueron magia pura, la figura del lekeitiarra Akarregi puso aún más leña en el fuego. Batallaron por las txapelas sin rendirse. Por otro lado, la figura del vizcaino más ilustre de todos los tiempos pelotazales, Hilario Azkarate, no se entiende sin rivales de la entidad del sobrino de Atano III, Luciano Juaristi. Asimismo, en los últimos 20 años, la dinamita corrió del lado del triunvirato formado por Galarza III, Arretxe y Tolosa en busca de rebanar el dominio férreo, con puño de hierro, de un efervescente Julián Retegi, magno en el mano a mano, el pelotari con más txapelas de la historia. Una leyenda. Apagados los efluvios de la terna de eternos candidatos, siempre enfrascados en batallas imperiales, de morbo, amanecieron los nuevos tiempos, la nouvelle vague manista, personificada en Rubén Beloki, el campeón manomanista más grande de la historia, y Patxi Eugi. Nombrados para marcar la pauta, abrieron brechas a la hora de llenar frontones -con la inestimable ayuda de la revolución de Titín III, los frontones verdes y la televisión-, prepararse físicamente y encontrarse como lugar común en todas las opciones imaginables. Ellos revolucionaron al público, lo jalearon. Pugnaron en tres finales por la txapela manomanista y el Látigo de Burlata triunfó en dos, desnivelando la balanza de su lado. Sin embargo, Eugi y Beloki coinciden en que "no hubiéramos sido grandes el uno sin el otro". Pero antes de cerrar el telón de sus carreras aparecieron las dos bestias que se encuentran hoy en el frontón Bizkaia de Miribilla, a partir de las 18.00 horas, Olaizola II y Martínez de Irujo.
Instalados en la distancia que supone estar en el primer escalón de la pelota a mano profesional y marcados a ser leyendas, aunque el catálogo de rivales es genial y extenso con Abel Barriola, Sébastien Gonzalez, Oinatz Bengoetxea, Yves Xala y compañía en la recámara; la sombra de Irujo y Aimar es tan alargada que aplasta todo lo que hay a su alrededor.
sensaciones Aimar llegará hoy a la cancha bilbaina con la lección bien aprendida. Se ha enfrentado en tres ocasiones a Juan en una final de entidad como esta y ha perdido en dos. El primer golpe lo dio el de Goizueta ante un rival que en tres cursos de profesional ya había llegado a dos finales del mano a mano y se había impuesto en una. Fue tras una vuelta impresionante al marcador, con 15-6 para el de Ibero, cimentada sobre el dedo de Irujo, roto durante toda la competición. Sin embargo, para el zorro goizuetarra fue esta su último momento de gloria en el Manomanista frente a Juan. Después cayó dos veces, en 2006 y 2009. Los dos fueron envites inapelables. Para este, la llegada del menor de los Olaizola no ha sido fácil, un edema en el brazo derecho le tuvo contra las cuerdas frente a Julen Retegi. En cuartos de final, su cabeza le jugó una mala pasada. Fue un "reflejo" de la lesión de 2003 y le entró el miedo. Después abrasó a Oinatz Bengoetxea con una diestra espectacular, ajena de cualquier fallo físico. De hecho, Juan Martínez de Irujo admitió en los días previos que "nunca le he visto jugar también". Así las cosas, el de Asegarce tratará de hacer su juego: sacar con el cuero muy bombeado, buscando echar la pelota muy atrás, para que Juan no pueda entrar de aire al saque, y si entra que el cuero haya cogido mucho peso y le obligue a ejercer mucha fuerza; así retrasa el resto de su rival y puede gozar con cueros que saldrá poco de frontis pero anden mucho por el suelo. Sus armas preferidas junto con la pausa y la batalla psicológica que plantea: con relajo y tranquilidad.
Por contra, Irujo es puro fuego. Volcánico en el carácter e indomable en el mano a mano , Juan está nombrado como el mejor de su generación en el mano a mano y probablemente uno de los mejores de la historia. Posee cuatro txapelas y un subcampeonato en nueve años de profesional y su estilo es considerado como una de las innovaciones más radicales del panorama. Tanto es así que desde que entrara triunfalmente en escena, los zagueros se han tenido que retirar a un segundo plano, fundamentando el nuevo juego del mano a mano en el resto de aire y la batalla descarnada por el poder en los cuadros alegres. Y en todo eso el de Ibero es un as. Tiene un besagain precioso que le vuelve peligrosísimo y si se mantiene al nivel mostrado en anteriores envites, Aimar sufrirá. No obstante, en la última toma de contacto con la cancha bilbaina, acompañado del lapurtarra Sébastien Gonzalez, no encontró sus mejores sensaciones y eso puede ser una rémora a su confianza; además, en las dos eliminatorias que ha pasado le ha costado entrar caliente, pero su estilo es inconfundible y saldrá de manera honesta a la cancha, buscando la txapela a toda costa.
Con los ingredientes puestos en la mesa, el gran banquete de la temporada se antoja una comilona exuberante. Aimar llega pletórico y cediendo el papel de favorito a su rival; mientras que Juan está ya curado de espanto en estas lides. Los dos están marcados a fuego para cruzar la historia y darle la vuelta, el de Goizueta ya ha cruzado la línea en el Cuatro y Medio y el dominio de ambos en el Manomanista será recordado a lo largo de los años. Ningún partido estuvo aliñado en un cóctel tan genial: los mejores pelotaris de la década en la final más importante del año y en el frontón más grande de todos: el frontón Bizkaia, que reventará ante una cita que marcará heroísmos. Porque se juegan una txapela, pero también el imperio de un curso completo vistiendo el colorado. Hay mucho en liza.
apuestas y pancartas Y tan similares parten los dos contendientes que, desde el principio, desde que Aimar se alojó en la final, los artekaris determinaron que el dinero saldrá a la par. Lo mismo pasa en los portales de internet, en los que la victoria de Juan Martínez de Irujo se cuenta con menos beneficio, pero aun así, sin diferencias abismales.
Asimismo, la Liga de Empresas expuso ayer que "con el fin de garantizar una correcta visión a los espectadores presentes en el recinto se hace saber que no se permitirá la colocación de ningún tipo de pancarta, letrero, cartel o similar, con independencia del material, tamaño y contenido, en las cristaleras situadas delante de la primera fila de asientos de las diversas zonas del graderío dado que se ha comprobado que dificulta e incluso impide ver correctamente la cancha a los espectadores que se ubican en algunas localidades". De este modo, la entidad pelotazale evita cualquier problema con los carteles.