Vitoria. Víctor Valdés acostumbra a hablar claro, sin tapujos. Demostró ayer, ante la prensa, su liderazgo aunque lo ejerza desde el banquillo, consciente de su rol. Con su discurso clarificó que más allá del debate que pueda existir entre un vestuario con su seleccionador, el equipo ha cerrado filas en torno a la figura de Vicente del Bosque, dardo de las críticas de un amplísimo sector de la prensa deportiva y generalista española. "Las críticas al míster ni las entiendo ni las comparto. En el fútbol las cosas pueden salir mejor o peor, los rivales ya nos conocen y los resultados están ahí. Está viendo como trabajamos día a día en los entrenamientos y cómo afrontamos los partidos de la misma manera que durante el Mundial y la fase de clasificación. Está protegiendo al grupo de lo que se dice desde fuera y nos transmite ese lenguaje positivo de que estamos ahí y tenemos que seguir con nuestra filosofía de juego", se explayó el portero del Barcelona, suplente de lujo y por obligación, a tenor de que el madridista Casillas ha vuelto a rescatar su mejor versión.
francia, un muro en cita oficial Su exposición no resultó a modo de inventario, ya que respondió a un periodista que le preguntó acerca de si no veía "reivindicativo y enfadado" a su entrenador. Solo le faltó a Valdés decir que no daba crédito a los cientos de horas de análisis en tertulias que son proclives al trazo grueso y a la exageración. O a las encuestas de opinión con cuestiones como: "¿Tiene claras las ideas el seleccionador?". Y mientras, prepara España la pelea contra su último estigma por derribar, Francia, un muro inabordable en cada torneo en que se cruzaron. No en vano, nunca ganó al cuadro galo en partido oficial: ni en la final de la Eurocopa 1984, ni en las eliminatorias de clasificación para la Eurocopa 1992, ni en la primera fase de la Eurocopa 2000, ni en el Mundial de 2006. El último enfrentamiento entre ambas selecciones se remonta a 2010, en un amistoso celebrado en París en el que España ganó 2-0 con sencillez. Aquella noche, la hinchada gala abucheó a los bleus. Y ahora, España pretende acabar con una vieja maldición para renovar su título continental, mientras que su rival en cuartos necesita el triunfo para consumar su resurrección tras su travesía por el desierto.
Las aguas bajan también revueltas en el conjunto francés, con una sonora bronca en el vestuario tras caer ante Suecia y perder la primera plaza del grupo. Lo desveló el delantero Olivier Giroud, quien reconoció que se produjeron discusiones fuertes: "Nos dijimos cosas en caliente. Hubo bronca pero hay que tratar de decir las cosas más claramente y de forma más pensada". Algo que ayer admitió el técnico Laurent Blanc. "Cuando hay una victoria, se aceptan más las cosas y uno está feliz. En caso de derrota, se tiene la sangre caliente. El clima estuvo caliente y se enfrió todo con una buena ducha. Se calentó porque todos los jugadores sentían que no todo el mundo lo había dado todo", desgranó. "Eso prueba que hay reacción, acción y un poco de electricidad, algo que necesitamos contra España", apostilló. A su juicio, ante la campeona del Mundo "vamos a tener que correr mucho, mucho. Si ante un equipo así te crees superior, cometes un error. El problema de España es que no solo juega bonito, sino que lo hace eficaz. Para mí es un juego eficaz y espectacular".
Rizzoli, árbitro del encuentro El italiano Nicola Rizzoli dirigirá la cita entre España y Francia, a quien ya dirigió frente a Inglaterra (1-1). Se da la casualidad que en la última vez que se retaron ambos, en octavos de final del citado Mundial 2006, fue otro árbitro transalpino el que impartió justicia, el ya retirado Roberto Rosetti.