ESPAÑA Casillas; Arbeloa, Sergio Ramos, Piqué, Jordi Alba; Busquets, Xabi Alonso, Xavi, Iniesta, Silva (Navas, m.65); y Cesc (Fernando Torres, m.74).

ITALIA Buffon; Giaccherini, Chiellini, De Rossi, Bonucci, Maggio; Marchisio, Thiago Motta (Nocerino, m.89), Pirlo; Cassano (Giovinco, m.65) y Balotelli (Di Natale, m.56).

Goles 0-1, m.60: Di Natale. 1-1, m.64: Cesc.

Árbitro Viktor Kassai (HUN). Amonestó a Jordi Alba (67) y Arbeloa (84) y Torres (84) por España; y a Balotelli (37), Bonucci (67), Chiellini (79) y Maggio (89) por Italia.

Incidencias Arena Gdansk, ante la presencia de 39.000 espectadores.

gdansk. Un gol salvador de Cesc Fábregas, de nuevo ante la Italia a la que eliminó hace cuatro años, rescató a España de la derrota en su estreno en la Eurocopa, ante un rival que supo frenar sus virtudes y provocó que se añorase la figura goleadora de David Villa, decisivo en grandes citas. Arrancó el campeón con un guión que cumplió lo esperado. Ser campeón de Europa y del mundo, el gran favorito al título, provoca el respeto y la admiración de cualquier rival. Por grande que sea. El estilo de España ya ha pasado a la historia por la brillantez en el toque. Ha sido estudiado y se buscan fórmulas para frenarlo. Cesare Prandelli tenía una y consiguió desdibujar a la Roja.

Del Bosque manejó la duda entre Fernando Torres y Álvaro Negredo hasta que conoció los planes de Prandelli. Italia cambiaría su identidad. Era un paso en falso. La defensa de cinco, con tres centrales y dos laterales de largo recorrido, nada tenía que ver con el catenaccio de otra época. No fue el recurso para frenar el fútbol de España porque quisieron el balón. Apretaron en la construcción y dificultaron el juego de los bajitos. Reivindicaron su carácter competitivo con la mejor de sus imágenes.

Entendió Del Bosque que ante una defensa de cinco era mandar a la guerra a un solo punta. Con la ausencia de nueve buscó descolocar a la zaga rival. No tenían marca. Aparecían jugadores de segunda línea que creaban y buscaban los espacios. Perjudicados por un césped alto e irregular y la falta de ritmo en el toque. Ocupando el mismo espacio en más de una ocasión. La consiga era frenar a Pirlo. El cerebro de todo. Un futbolista tan brillante que el tiempo no pasa por él. Mientras la dosis de locura la ponía Mario Balotelli, Cassano puso la clase. España llegaba con Silva pero no creaba peligro. En el duelo de porteros, Casillas tuvo que tirar de galones. Primero ante una falta, a su palo, de Pirlo. Con eficacia a un disparo de Cassano y un testarazo a placer, al borde del descanso, de otro viejo roquero como Motta.

España estuvo a expensas de la magia de Andrés Iniesta. No cesó de intentarlo. Recortes. Túneles a rivales dentro del área. La Roja rizaba el rizo. Faltaban disparos a puerta. Añoraba la figura de David Villa. Siempre salvador en duelos igualados en las grandes competiciones. Italia era tácticamente perfecta. Ocupaba mucho campo y no tenía fracturas. Cuando aparecía un espacio era por una acción de mérito. Una triangulación al ritmo de Xavi, Cesc y Silva. Veían los desmarques de Iniesta que chutó con potencia a Buffon y arriba la más clara tras un pase de tiralíneas de Xavi.

En la mente de todos reaparecía el mal inicio del Mundial. El sufrimiento en el grupo tras caer con Suiza en el debut. Estaba prohibido fallar. El corazón español fue encerrando a Italia, que no vio con malos ojos buscar el contraataque. Encontró el premio la selección azzurra. Arrancó Pirlo a los 60 minutos viendo espacio y con una jugada en su mente. Se fue con facilidad de Busquets y lanzó un pase al hueco, a la velocidad de Di Natale, que tocó a la red su primer balón. Otro varapalo para España en el debut. El momento en el que muchos dudan de un grupo de futbolistas que no lo merece. Lo han ganado todo y se levantaron con el carácter de un campeón que recibe un golpe. Tres minutos tardaron en hacerlo. Silva vio el desmarque de ruptura de Cesc. Toque perfecto y zurdazo de Fábregas para marcar. Entró en escena Navas por Silva. Del Bosque quiso abrir el campo y a la defensa rival. Meter la velocidad ante un rival cansado. La entrada de Fernando Torres completaba el plan B. España se adueñó definitivamente del partido. Navas se fue siempre. Un centro suyo lo remató cruzado Jordi Alba y una contra la perdonó Torres en el mano a mano ante Buffon. Sus ganas de lanzar un mensaje de reivindicación se vinieron abajo. Torres perdonó las dos ocasiones más claras. Y el duelo murió mientras la España de los títulos echaba en falta la figura de su salvador habitual.