VARSOVIA. La gala inaugural de esta Eurocopa fue corta, más de lo que acostumbran estos actos, pero muy intensa. Al compás de Chopin, recordado por un piano de cola situado en medio del campo, se fueron sucediendo los guiños a los países anfitriones: Polonia y Ucrania. Música, danza y el fútbol acrobático se entremezclaron en el Estadio Nacional de Varsovia, bajo un suelo azul claro, para dar lugar a una excelente y efímera presentación del torneo continental. Al final de la ceremonia, el símbolo de la Eurocopa, un balón con dos flores del color de los coanfitriones, se elevó en el medio del campo. Después fue el turno del Polonia-Grecia. Foto: efe