Pamplona. Aimar no tiene buenas sensaciones, los problemas en su brazo derecho siguen atenazándole y la incertidumbre se sigue cerniendo sobre su participación en la semifinal del mano a mano, quien ya suma su segundo aplazamiento en el Manomanista, y que verá el sábado el resultado de su reposo en la semifinal que le enfrenta a Oinatz Bengoetxea. El manista de Goizueta, con un edema, lleva desde antes de comenzar su camino en el mano a mano parado y con dudas y ayer, en su primera toma de contacto con el frontón, siguió sin buenas sensaciones. "Más que nada, el dolor del brazo es incómodo", analizó el delantero de Asegarce, que se fajó junto a Iker Arretxe bajo la atenta mirada del exzaguero Rubén Beloki en el Labrit, escenario de la trascendental eliminatoria del sábado.
"Cada vez que toco la pelota me molesta", analizó el goizuetarra, quien sostuvo que "hoy he venido para hacer saques y pelotear del cinco al seis". Unido al farragoso delantero de Luzaide Aimar preparó la semifinal, en una sesión en la que mantuvo que "con estas molestias, la cabeza no te deja jugar igual, como sé hacerlo". "Así no puedo soltarle bien a la pelota", desgranó el campeón del Cuatro y Medio en curso. Y es que, parado tras la eliminación del Parejas, unas semanas de parón antes de afrontar su primer duelo en el presente Manomanista no le fueron suficientes y, tras aplazar el envite de cuartos de final ante Julen Retegi, posteriormente Aimar deslumbró en la segunda parte de encuentro ante el de Eratsun, que le puso las cosas muy difíciles en un inicio esperanzador.
Afirmó el de Goizueta entonces que el dolor del brazo no le había "ido a más", pero volvió a aplazar y ha dispuesto de dos semanas para recuperarse. Ayer hizo su primera toma de contacto exigente con recelo y Oinatz Bengoetxea le espera con la guadaña.