Estas últimas semanas he hecho la etapa un par de veces y puedo asegurar que va a dejar huella. Desgastará mucho. Pese al final descafeinado, la etapa tiene mucho atractivo. Conozco bien la zona porque es mi lugar habitual de entrenamiento. Ubal, por ejemplo, lo subí por primera vez en juveniles. Y La Escrita está en mi menú casi a diario. En general, todas estas carreteras invitan a disfrutar de la bicicleta. Apenas hay tráfico y el paisaje es espectacular. De todas maneras, ninguna vista más impresionante que la que hay desde la Virgen del Suceso, una cuesta inédita. En realidad, es una extensión de La Escrita, un desvío a la izquierda cuando se sube por la parte de Karrantza. Desde el cruce hasta la ermita apenas hay un kilómetro, pero tiene tramos por encima del 25%. Lo que uno se encuentra arriba es un espectáculo. En días despejados se pueden contemplar a lo lejos los puertos de Los Tornos, La Sía o Lunada. Me dicen incluso que desde El Suceso se podrá ver hoy gran parte de la subida a Ubal. Con prismáticos, eso sí.
Yo me he imaginado un final distinto al de hoy. Se trataría de volver de La Escrita por Guriezo, donde está nuestro lugar habitual de avituallamiento, el bar de Juantxu que siempre tiene alguna bicicleta apoyada en la entrada. Desde allí se podría subir La Granja, luego Las Muñecas, descender a Sopuerta, coger la vieja carretera de Humaran y bajar a Güeñes. Sería un recorrido que mantendría la tensión hasta el final.