El final de la etapa que ya os ha detallado Juanma parece sencillo pero no lo es tanto. En los últimos 25 kilómetros se corona San Asentzio y antes de entrar a Oñati se sube un repecho de dos kilómetros con rampas del 15%. La cima está a unos dos kilómetros y medio de meta y aunque la bajada no entraña peligro, puede que coja desprevenido a alguno de los favoritos. La crono es otra historia. Será decisiva.

Cuando volví a casa después de verla me dije: "¡Buff! esta es la crono que nunca me gustaría correr". Es difícil de digerir antes incluso de tomar la salida. Elegir el material va a ser un quebradero de cabeza para todos. Que a nadie le extrañe ver a algunos ciclistas afrontarla con bicicleta convencional y a otros con la cabra. Tiene una primera parte con repechos duros y bajadas estrechas, once kilómetros llanos para darle zapatilla y un final de nuevo complicado.

Hace tiempo que la Vuelta al País Vasco trata de organizar sin éxito una llegada en Arantzazu, un lugar al que merece la pena subir en bicicleta. Tiene tres kilómetros algo duros y luego suaviza. La subida, de todas maneras, merece la pena porque la recompensa es mayor que cualquier esfuerzo. Si esta despejado, se pueden ver de frente los montes de Araba. Y el santuario es espectacular en toda su dimensión. En Arantzazu está La Sindika, el bar que acogió la primera presentación del Equipo Euskadi hace ya 18 años.