A consecuencia de su victoria ante Ferrer, Murray desplazará a Federer al cuarto puesto de la lista mundial y el de Basilea estará fuera de los tres primeros lugares por primera vez desde el siete de julio de 2003, cuando ganó su primer Grand Slam en Wimbledon.
La gira asiática ha resultado tremendamente productiva para Murray, ganador de los torneos de Bangkok, Pekín y Shanghái, sumando en la capital financiera china la décima quinta victoria consecutiva, el vigésimo primer título de su carrera, y el octavo Masters 1.000. El de Dublane ha ganado todas las finales que ha disputado de esta categoría, excepto la de Indian Wells en 2009 donde cayó ante Rafael Nadal.
"He corrido mucho pero hoy era imposible ganar a Andy", dijo Ferrer. "Felicidades porque es un gran jugador y persona", añadió el valenciano que tras recordar que llegó aquí a la final de la Copa Masters en 2007 no dudó en afirmar: "He vivido aquí los mejores momentos de mi carrera, y siento que Shanghái es mi segunda casa".
"Este es uno de los mejores periodos de mi carrera", dijo por su parte Murray. "Estaba muy nervioso porque tenía que defender el título hoy, pero ahora estoy muy feliz", añadió el escocés que incluso se atrevió a pronunciar una frase en chino que tuvo que repetir varias veces.
El británico, que recibicó un cheque por 620.000 dólares, se impuso al español en una hora y 45 minutos de lucha.
El partido fue más igualado que las semifinales de Tokio la semana pasada entre los dos mismos contendientes (Murray ganó allí 6-2 y 6-3), pero terminó inclinándose hacia el lado del escocés que ha ganado las cinco veces que se han enfrentado en pista dura, con un balance general de 5-3. Ferrer le ha vencido en los otros tres, pero en tierra batida.
La lucha se desencadenó desde el primer momento con larguísimos intercmbios desde el fondo de la pista y con una rotura inicial por cada bando. Murray estaba más fresco de ideas y con un saque más resolutivo, quizás porque salvo su encuentro inicial contra el suizo Stanislas Wawrinka a tres sets, los dos últimos han sido en dos, y además pasó ronda sin jugar en uno, porque su rival (Dmitri Turnsunov) se retiró por lesión.
Para Ferrer, que tuvo que salvar tres bolas de partido contra Juan Carlos Ferrero y luego pelear siempre a tres mangas con el resto de sus rivales, las condiciones han sido diferentes. Pero pese a ello se agarró al partido con uñas y dientes, haciendo un gran despliegue físico como suele ser habitual en él.
El sueño de ganar su primer Masters 1.000 en su tercer intento llevó a Ferrer a correr todo lo que su cuerpo aguantó, porque su saque, muy eficaz en los partidos anteriores, no le ayudó esta vez, cometiendo cuatro dobles faltas y entregándolo en cuatro ocasiones.
El segundo set comenzó de forma idéntica que el primero, pero Ferrer cedió su servicio además en el tercer juego, y ahí Murray desbordó su juego con brillantes puntos y jugando con más libertad de acción que Ferrer, algo obligado por la situación.
Ferrer no obstante, abandona Shanghái con un gran objetivo cumplido. Ha certificado su presencia en la Copa Masters de Londres, su tercera participación en esta reunión final, y lo ha hecho antes que nunca.
Ahora le quedan nuevos objetivos y motivaciones, como jugar en su propio torneo, Valencia, competir en París-Bercy, viajar a Londres, y luego luchar en la final de la Copa Davis de Sevilla contra Argentina.
Murray, mientras, mantiene el nivel en esta gran temporada para él adornada con cinco títulos, y que comenzó en el Abierto de Australia con su llegada a la final.