URKIOLA
LA Vuelta dejó en la jornada de ayer Euskadi, se despidió de Álava y hoy, con la disputada de la última etapa llegará a Madrid, donde si las bonificaciones no lo impiden Cobo se adjudicará su primera grande. Con la incógnita de si el próximo año la prueba ciclista volverá a pasar por tierras vascas, centenares de seguidores quisieron dar su último aliento a los corredores en los 185 kilómetros que separaron Bilbao y Vitoria, especialmente en el puerto de Urkiola y en la línea de meta de la capital alavesa. Una despedida de oro para la Vuelta que ha vivido dos jornadas muy intensas en Euskadi, con triunfo de Igor Antón incluido, y que tal y como señalaba Roberto Laiseka, "Javier Guillén -director de la Vuelta- está encantado con el apoyo del público".
En un día de celebración, de festejo, de alegría y de reivindicación por parte de la afición vasca, la subida al santuario, mítica entre las ascensiones vizcaínas, congregó a numeroso público a pesar de que la llegada estaba a 40 kilómetros de la cima. No importó tal hecho, ni tampoco el intenso calor que azotó por segunda jornada consecutiva a Euskadi, la afición demostró sus ganas por vivir el mejor ciclismo de primera mano y no dejó de animar en ningún momento. La mañana en la cima de Urkiola amaneció tranquila, sin demasiada gente y más bien descafeinada. Los pocos valientes que hicieron noche no podían ni tan siquiera imaginar en lo que se convertiría el puerto varias horas después en las últimas rampas del puerto, que se convirtieron en un hervidero de gente pasado el mediodía. En la parte inicial de la subida, más sombría, cualquier pequeño hueco se convirtió en inesperado aparcamiento e incluso en un buen lugar para seguir la carrera. Mientras recordaban la etapa de ayer, "una bomba mundial" como reconocieron unos jóvenes irundarras, bicicletas y coches fueron tomando el puerto con mayor frecuencia.
Varios metros más arriba, a la espera de que se hicieran las brasas de la barbacoa, bien resguardados del incesante calor bajo la sombra, varios jóvenes de Atxondo se alegraban de la llegada de la Vuelta a Euskadi después de 33 años. "Esto es deporte y hay que dejar la política a un lado. Estamos encantados de poder vivir un acontecimiento como este en directo y ojalá que se repita esta experiencia en los próximos años, que llevábamos mucho tiempo esperando", sentenciaron.
La opinión de los seguidores fue compartida por la mayoría de los aficionados que se acercaron hasta Urkiola. La marea naranja, que también estuvo presente el viernes en el triunfo de Fuji, mostró su agrado por la llegada de la ronda ciclista a las carreteras vascas y, especialmente por lo especial de la victoria de un corredor de Euskaltel-Euskadi en Bilbao, "la capital del mundo", como reconoció Antón al término de la etapa.
Entre quien no quiso perderse el paso del pelotón por el puerto vizcaíno estuvo Iban Mayo. El que fuera corredor de la formación naranja y del Saunier Duval no perdió detalle de la jornada y, acompañado por varios amigos, vivió de manera muy intensa la etapa. "Están siendo dos días increíbles, tanto ayer (por el viernes), como hoy (por ayer). Es la primera vez que veo pasar la Vuelta por Euskadi y se ve que la gente tenía ganas de vivir este espectáculo de primera mano. Hay una gran cantidad de gente vestida de color naranja y, aunque será difícil que Euskaltel vuelva a ganar, esto es fantástico".