BENIDORM. "Vengo a luchar por la Vuelta", dijo Jakob Fuglsang cuando, vestido de rojo, líder por primera vez de una grande, le preguntaron por lo que sentía y en lugar de descubrir su felicidad, hablar del brillo del momento, el danés se catapultó tres semanas en el tiempo y habló directamente de Madrid. Piensa, o por lo menos lo dice, que está preparado para ganar la Vuelta, que es el objetivo que se fijó cuando en enero el Leopard repartió el pastel de la temporada: para Cancellara, las clásicas; para los Schleck, el Tour; para él, la Vuelta. "Estoy mentalizado y preparado para pelear con los mejores", insistió pese a reconocer que tiene cargadas las piernas de tantos kilómetros con dorsal. En la Vuelta a Suiza, por ejemplo, ya estuvo soberbio y acabó cuarto pese a trabajar para los Schleck, los amigos para los que también se entregó en la carrera francesa en la que los hermanos fueron segundo y tercero. "Fue un gran resultado, pero no tengo más que decir sobre el Tour. Ahora pienso en la Vuelta". En ganarla, pese a que suene arrogante.

Fuglsang, 26 años, es un notable escalador que nació en Suiza, el país de los relojes, el de Cancellara, casi por casualidad, pues sus padres vivían entonces en Francia, cerca de la frontera, y el hospital más cercano era el de Ginebra. Con dos años volvieron a Dinamarca. Allí se crió él, en torno al deporte y la bicicleta, un juego de amigos primero y una obsesión después. Empezó con el mountain bike, donde llegó a ser campeón del mundo sub'23, y fue poco a poco, al igual que Michael Rassmusen, aquel danés al que retiraron del el Tour de 2007 cuando ya lo había ganado, metiéndose en la carretera. En 2008 ganó la Vuelta a Dinamarca y eso le llevó directo al CSC-Saxo Bank de Bjarne Riis, el único danés que ha ganado el Tour. Ninguno lo ha hecho en la Vuelta. Fuglsang, que desde su debut en profesionales ha trabajado para los Schleck, lo que ha reforzado un vínculo casi fraternal entre ellos, apuesta a que puede ser el primero.

galdeano, satisfecho Por su parte, Galdeano semostró satisfecho con el resultado: "El trabajo ha sido bueno. Hemos relevado con orden y siempre manteniendo un equilibrio, hemos empezado con buen pie".