Vitoria. No es una deportista de herri kirol tradicional. Nacida en Brasil hace 39 años, "en Valença, un pueblo pequeño y muy bonito, al lado de Salvador de Bahía", María do Amparo Souza, aunque prefiere que le llamen Xanta "porque María do Amparo es demasiado largo", recaló hace 14 años en Lesaka, concretamente el 19 de febrero de 1997, una fecha que recuerda porque "todo se me hizo raro, todo era diferente, desconocía los idiomas, pero sobre todo me impactó el paisaje, las casas, todo tan verde…".

Xanta lleva varios años practicando diversas modalidades de herri kirolak. Comenzó con la sokatira en el equipo del Beti Gazte y llegó a ser campeona de Navarra. Precisamente, en un entrenamiento de sokatira, se inició con la txinga, modalidad en la que en el intervalo de una semana, se proclamó campeona de Navarra en San Fermín y campeona de Euskadi en Ituren.

"Estábamos entrenando a sokatira y comentaron que faltaba una chica para participar en la combinada de txinga eramatea. Al principio me pareció muy difícil, parecía imposible y no sé si llegue a completar una plaza. Pero entrené un par de semanas y enseguida empecé a competir en Pamplona. Estaba tan nerviosa que no sé ni lo que hice, pero me di cuenta que era posible hacerlo, que antes que decir no, hay que intentarlo", comentó Souza.

En cuanto a las características que se necesitan para competir en txinga eroatea, una modalidad que se basa en el porte de marmitas de leche en los caseríos, Souza confesó que "además de tener fuerza en los brazos y resistencia, lo más importante es la posición de los dedos. Si no coges bien las txingas no tienes nada que hacer, llegas a un punto en que se te abren las manos y ¡adiós! Día a día, entrenando vas aprendiendo la técnica y coges fuerza en los dedos. También es importante saber sufrir".

Tras haber practicado la sokatira, la arpana y las txingas, no le hace ascos a ningún deporte rural y ha empezado a practicar la aizkora y hasta le gustaría probar con el levantamiento de yunque. "Todos son diferentes entre sí -señala la brasileño-lesakarra-, no tienen nada que ver. La aizkora es muy bonita, pero a la vez muy difícil, mucho más que la arpana. Pero lo hago porque me gusta, no porque me obligue nadie".

Entrena un par de veces a la semana en Oronoz-Mugairi con Patxi Larretxea, junto con un nutrido grupo de deportistas de diversas modalidades. Como señaló Souza, "a Patxi le gustan todos los deportes rurales, es su mundo y lo vive intensamente, y nos inculca ese amor y nos empuja a probar en todas las modalidades. El año que viene igual me animo a participar en el campeonato de aizkolaris". Eso sí, el levantamiento de piedra le impone más respeto, "con 39 años, no creo que sea muy bueno para la espalda", comentó.

Lograr el campeonato de Navarra y Euskadi de txinga eroatea ha sido para Souza "cumplir un sueño y un objetivo que tenía, aunque no lo esperaba, porque según el día que tengas, puede ganar cualquiera". En el campeonato de Euskadi que se celebró en Ituren, la alavesa Ana Mari Berasategi realizó 33 plazas y Souza tuvo que sufrir para superar esa marca, ya que "siempre me pongo nerviosa, cogí mal la txinga, y para la 26ª plaza se me estaba abriendo la mano, no sé cómo pude aguantar".

Con toda seguridad es la primera brasileña que se impone en un campeonato de herri kirolak, pero como señaló Souza, "yo soy de un caserío de Brasil, y allí desde pequeña tenía que transportar carga, utilizar el hacha… Lo que allí era trabajo cotidiano aquí se ha convertido en deporte y precisamente por eso me gusta tanto, porque me trae recuerdos de la infancia". También por eso contempla con tristeza el escaso éxito que tiene entre la juventud este tipo de deportes que conjugan el ejercicio con la tradición. "Habría que mantener esa cultura -afirmó convencida-, no hay que dejar que se pierda entre los jóvenes porque cuando llegas a cierta edad es normal que tengas que dejarlo, pero es una pena que los jóvenes no cojan el relevo".

Xanta Souza es la nota de color en un deporte marcadamente tradicional, pero no se siente observada de manera especial. "¡Hombre! -exclamó entre risas- no se por qué, pero creo que se dan cuenta de que no he nacido en un caserío de Baztán, pero no creo que me miren de otra manera, ven la labor que realizo y se dan cuenta que en Brasil no todo es fútbol y samba, en Brasil nos gustan todos los deportes en general. Es más, después de terminar de competir, muchas veces se me ha acercado gente mayor, con su txapela y me ha dicho 'Muy bien, sigue así'. Por eso, al contrario, no me siento observada, sino una reina", concluyó.

Pues eso, una brasileña que reina en el herri kirolak.