pekín. El exgimnasta chino Zhang Shangwu, doble oro en una Universiada y famoso en las últimas semanas porque se le descubrió mendigando en la calle, será contratado por un popular millonario y filántropo chino, Chen Guangbiao, como su entrenador personal.
El deportista, que pasó casi cuatro años en la cárcel por robo y empeñó las medallas de la Universiada de Pekín 2001, viajará a Nankín y ayudará al conocido millonario a mantenerse en forma, así como a algunos empleados de una de las compañías del magnate.
La contratación parece así acabar con la pesadilla de Zhang, que en abril de este año cumplió su condena por robo (tras sustraer ordenadores y otros aparatos en una escuela de educación física) y desde entonces ha estado pidiendo y durmiendo en la calle, hasta que los medios chinos lo descubrieron.
También agranda la fama del filántropo Chen, conocido por sus mediáticas "buenas acciones", que a veces producen polémicas en el país (tras el terremoto de Japón, por ejemplo, viajó a la zona del desastre y se hizo unas fotos "posando" en el lugar que fueron muy criticadas por los internautas chinos).
El gimnasta, nacido en una humilde familia de Baoding (provincia de Hebei, norte de China) comenzó a entrenar a los cinco años, junto a futuras estrellas de la gimnasia nacional como Yang Wei, a la postre campeón olímpico, y era una estrella en ciernes cuando hace 10 años ganó dos oros en la Universiada pequinesa.
Sin embargo, un año después sufrió una grave lesión en el talón de Aquiles que le apartó del equipo nacional. Su lesión y la falta de una educación superior le impidieron encontrar un trabajo, lo que le llevó a la delincuencia y la mendicidad, según contó el propio Zhang.
DUDAS SOBRE EL SISTEMA CHINO El caso del exgimnasta, que también ha sido muy seguido por la prensa internacional, abrió nuevamente interrogantes sobre el sistema chino de generación de deportistas de elite.
Un sistema con arduos programas de entrenamiento desde la infancia y obsesionado por obtener medallas en las Olimpiadas, pero en el que aquellos que "fracasan" tienen a veces grandes dificultades para progresar en la sociedad y el mercado laboral.