Buenos Aires. Sergio Batista fue cesado ayer como seleccionador argentino después del rotundo fracaso cosechado en la recién terminada Copa América que la albiceleste disputó en casa. Tras ocho meses al frente de la selección, en los que 'el Checho' había dirigido al equipo en un total de 17 partidos con un bagaje de 8 triunfos, 6 empates y 3 derrotas, la temprana eliminación en cuartos de final de la Copa América a manos de Uruguay ha desembocado en un nuevo cambio de rumbo en el banquillo de Argentina -y van cinco en los últimos siete años: Bielsa, Pekerman, Basile, Maradona y ahora, Batista-.
A pesar de contar en sus filas con jugadores de la talla de Messi, Agüero, Higuian, Di María o Pastore, la albiceleste quedó muy lejos de ese nivel que se le presuponía a un conjunto con tales dosis de dinamita y calidad. Así, Argentina tuvo que decir adiós al torneo con una sola victoria -ante Costa Rica en la fase de grupos- y tres empates. Una cosecha demasiado pobre para un país ilusionado con un nuevo título internacional que se le sigue resistiendo a la selección desde hace ya 18 años y que ha terminado con Batista en la calle, a pesar de que tenía contrato hasta el año 2014.
Sin embargo, su trayectoria al frente de la selección estuvo condicionada a la suerte de los resultados desde el mismo instante en el fue el elegido para sustituir a Diego Armando Maradona al frente de la nave. El decepcionante papel de Argentina en el último Mundial disputado en Sudáfrica, en el que la albiceleste tuvo también que decir adiós en cuartos de final tras caer de manera humillante ante Alemania (4-0), provocó que el pelusa no fuera renovado y que Batista cogiese el cargo en calidad de invitado. Su futuro al frente de la albiceleste se antojó más que dudoso desde el primer momento, pero una brillante victoria ante la selección española por 4-1 en un amistoso disputado en El Monumental otorgó al de Buenos Aires un rédito, sujeto siempre al buen juego y al resurgir de un jugador: Leo Messi.
El intento por implantar un estilo lo más parecido posible al del Barcelona, en el que el crack argentino se sintiera como en casa, fue desde el primer instante el objetivo número uno de Batista, que declaración tras declaración remarcaba la necesidad de dar con un once y un estilo de juego que fuese capaz de aclimatarse a Messi, y no al revés. Pero el intento se quedó en eso. En un intento y un objetivo que a día de hoy sigue suponiendo una quimera para Argentina, y que a partir de ahora tendrá un nuevo comandante desde el banquillo.
posibles sucesores A pesar de que en un primer momento la Asociación del Fútbol Argentino (AFA) afirmó que Batista seguiría en el cargo, la suerte estaba echada y ayer, la propia AFA hacía oficial el cese del de Buenos Aires como seleccionador argentino. Sobre la identidad del nuevo seleccionador, todavía no hay nada oficial, aunque en las casas de apuestas comienzan a ganar fuerza los nombres de Alejandro Sabella, extécino de Estudiantes -donde fue campeón-, Gerardo Martino, seleccionador de Paraguay y Carlos Bianchi, exentrenador y multicampeón con Boca Juniors y Vélez Sarsfield.
Los tres suenan con fuerza para reemplazar en el cargo al Checho Batista, pero entre todos ellos, el nombre de Sabella parece ganar fueza al ser el elegido de Carlos Salvador Bilardo, quien actualmente ocupa el cargo de secretario de las selecciones nacionales de Argentina. De concretarse esa opción, Sabella dejaría de lado una más que apetecible oferta procedente de los Emiratos Árabes para entrenar al Al Jazeera. Sin embargo, las recientes declaraciones procedentes de la AFA hacen que el nombre del futuro entrenador se antoje todavía indescifrable.
"La entidad se tomará una semana para decidir el perfil y el nombre del nuevo seleccionador", anunció ayer el portavoz de la AFA Ernesto Cherquis Bialo. A tenor de lo visto durante los últimos años, la tarea no resultará sencilla para el nuevo comandante de la albiceleste, que tendrá que lidiar con las penurias acumuladas de una selección, que aspira a volver a sentirse grande con la figura de Leo Messi como máximo valuarte.