Shanghai. "Anuncio mi decisión de poner fin a mi carrera como jugador de baloncesto y retirarme oficialmente". Las palabras que Yao Ming pronunció ayer durante su despedida sacudieron como una bomba nuclear al país más grande del mundo. El jugador de los Houston Rockets, el deportista chino más famoso de todos los tiempos, anunció ayer su retirada en una multitudinaria rueda de prensa en Shanghai. El pívot más alto de la NBA (2,29 metros) señaló que no es el fin de una era, porque "la vida te va abriendo puertas". "Hay un mundo nuevo por explorar", subrayó. Con la retirada de Yao Ming del baloncesto se va también un orgullo para China, un modelo de comportamiento y trabajo y, sobre todo, el jugador que, con su marcha en 2002 rumbo a Houston, provocó la apertura de un gran mercado para la NBA y simbolizó, desde un modelo diametralmente opuesto, los valores que China quería mostrar al mundo. El 1 de mayo de 2005, el Día de los Trabajadores, fue elegido Trabajador Modelo del Comunismo, un galardón hasta entonces reservado a campesinos y obreros.
Los padres de Yao fueron estrellas del baloncesto chino que no lo abrazaron voluntariamente, sino que fueron sometidos a una férrea disciplina durante el maoísmo para "incrementar la gloria del país". A pesar del pasado de sus padres, Yao probó suerte en otros deportes como el waterpolo, de donde se tuvo que retirar al alcanzar los dos metros de altura y hacer pie en la piscina. Ya en el deporte de la canasta, llegó al primer equipo de los Sharks en 1997, con 17 años, donde mejoró de forma continua hasta convertirse en la estrella de su equipo y propiciar, en 2002, su elección como número uno del draft de la NBA. El propio Yao confirmó ayer que va a continuar ligado al baloncesto y que volverá a trabajar con su exequipo en China, el Shanghai Sharks, con la posibilidad de convertirse en manager general. Además, planea continuar con el trabajo en su Fundación.
Ocho veces All-Star, en los últimos años sufrió varias lesiones que hicieron que, sin ir más lejos, se perdiera toda la temporada 2009-10 por una fractura ósea en su pie izquierdo. La campaña pasada sólo jugó cinco encuentros con los Rockets antes de lesionarse del tobillo el 10 de noviembre durante un partido. Con su adiós se produce el fin de un símbolo cuya aportación al mundo del baloncesto sólo podrá verse con el paso de los años.