vitoria. La mala climatología tiene retenido a Zerain. El gasteiztarra sigue "esperando que el clima se porte y nos deje al menos intentar la cumbre del Nanga Pargat". En los últimos tres días no ha dejado de llover y el alpinista alavés se lo toma ya con cierta resignación. "El mal tiempo es algo con lo que estamos aprendiendo a convivir ya", aseguró.

En el Campo Base no para de llover; sin embargo, más arriba, la nieve bloquea y rellena toda la montaña y durante la noche de ayer se fue desprendiendo la nieve de las laderas. "El ruido de avalanchas de piedras, nieve y seracs me ha mantenido encogido en el saco y con ojos abiertos por si hubiera que salir corriendo", confesó el montañero en su página web.

Los días están corriendo en contra de la expedición, lo ideal sería que a partir de ahora se asentara el buen tiempo. Pero aún así, deberían esperar unos días para que la montaña drene y se descargue y los alpinistas no sufran ningún percance. "Seguimos con la motivación alta para lo bueno que pueda venir", añadió.

Y eso que tal y cómo reconoció, la vida en el campamento se hace dura porque la lluvia les obliga a estar parados y la humedad la notan "por todas partes". Zerain lleva dos días y medio con la ropa lavada y mojada dentro de un bidón a la espera de que el sol aparezca, ya que lleva sin hacerlo unos cuantos días.

Al menos, para matar el tiempo Zerain ha encontrado un entretenimiento y participa en la confección de los menús junto con los cocineros Chaker y Akremulak.