Les Essarts

Cansado de las teorías genéticas que han tratado de explicar y justificar durante décadas la superioridad de la raza negra en el atletismo, Arturo Casado, campeón de Europa de 1.500, se tiró todo el mes de febrero en Iten (Kenia) entrenando como entrenan los africanos, pero, también, recabando información, investigando, para elaborar una tesis doctoral que tumbara definitivamente las teorías genetistas que el mediofondista español considera imprecisas. "Es un argumento -el de la genética- racista y sin base", dijo Casado a El País el pasado mes de marzo, recordando que lo único que han demostrado esas investigaciones es que los atletas africanos tienen los gemelos más delgados, lo que sí supone una ventaja biomecánica, pero no necesariamente por una razón genética, sino que también podría ser consecuencia de, explicaba Casado, la adaptación fisiológica al medio, pues los atletas kenianos nacen descalzos y así empiezan a correr, de casa al colegio y del colegio a casa, cincelando cuerpos perfectos para las carreras de fondo, donde son invencibles.

Del atletismo al ciclismo Como Casado, también Nicholas Leong, un fotógrafo comercial de Singapur, parte de la teoría de la práctica deliberada de K.A. Ericsson -"la excelencia en el rendimiento es el resultado del esfuerzo prolongado"-, para tratar de demostrar que es posible que los atletas kenianos puedan transferir su capacidad atlética al ciclismo, un universo inexplorado por la raza negra. Llamó a su iniciativa African Cyclist Project y en 2008, dos años de entrenamientos después, se cogió a dos ciclistas aficionados de la ciudad keniana de Eldoret, a 20 millas de Iten, y se los llevó al Alpe d'Huez. Zakayo Nederi, un zapatero de 26 años que nunca había montado en una bicicleta de carreras con cubiertas antes de dejar Kenia para entrenar en Europa, subió el coloso alpino en 42:10. Su tiempo habría estado en la mitad de la clasificación de la cronoescalada al Alpe d'Huez del Tour de 2004. Contra la teoría de la adaptación que sigue tratando de demostrar Leong, existen las percepciones de profesores como la de Tim Noakes, de la Universidad de Cape Town, que si bien reconoce que los maratonianos y los ciclistas comparten muchas características físicas, los procesos implicados en el atletismo y el ciclismo son completamente diferentes. Todas esas teorías genéticas y de adaptación, incluso culturales y sociales -la del estatus social, sin mucha base, es otra de las razones que esgrimen algunos para explicar la ausencia de ciclistas negros en la élite-, no le preocupan demasiado a Yohann Géne primer ciclista negra que corre el Tour de Francia, que encuentra en la climatología una razón más razonable que cualquier otra. "Nosotros nacemos, crecemos y vivimos a 40º y luego venimos a Europa, a sitios como Bélgica, que son fríos, húmedos y ventosos. No estamos acostumbrados. No nos adaptamos", dice Gené, que nació en Guadalupe, colonia francesa, un archipiélago antillano, en el Caribe, donde el ciclismo es el deporte más practicado y popular. "Está por encima del fútbol y cualquier otro. Todo el mundo anda en bicicleta. Yo empecé desde pequeño, por imitación. Mis hermanos ya andaban antes que yo y será por eso que me subí a una bici".

"Yo también tuve un sueño", dice Gené parafraseando a Martin Luther King; "yo soñé, primero, que era ciclista profesional". Para eso tuvo que viajar a Francia. En 1999, con 20 años, le reclutó para el Vendee U aficionado Jean Rene Bernardeau. "Me costó pasar, tardé cinco años, y fue duro vivir lejos de mi familia. Pero al fin lo conseguí". En 2005 debutó con el Bouygues Telecom. Era un ciclista rápido, pero no logró su primera victoria hasta 2009, una etapa del Tour de Langkawi. Desde entonces ha ganado otras cuatro carreras, todas al sprint, y cambió de sueño. "Entonces empecé a soñar con correr el Tour", cuenta. "Pero nunca fue una cuestión racial. No quería correr el Tour para ser el primer negro en hacerlo, sino porque correr el Tour es el sueño de todo ciclista, más aún de un ciclista francés". Y abunda: "Estar en el Tour no es una cuestión de piel. Es igual el color. Lo que importan son las piernas. Yo tengo piernas para correr el Tour. Por eso estoy aquí, no por ser negro. Quiero que me entiendan bien, soy consciente de lo que supone ser el primer negro que corre el Tour, sé que es algo histórico y me enorgullece, claro, pero para mí tiene más importancia ser el primer ciclista de Guadalupe que corre el Tour". Géne, caribeño, nacido en un lugar de tradición ciclista, es el primer ciclista negro que corre el Tour pero no colma los deseos de Leong y otros de demostrar que las cualidades atléticas de los africanos pueden ser explotadas sobre una bicicleta.