barcelona. El Barcelona despidió ayer al que ha sido su capitán durante las últimas ocho temporadas, Roger Grimau. Abandona el club con un vacío enorme y "muy triste" y, sobre todo, con la sensación de que podía haber continuado más tiempo en el equipo azulgrana.

Grimau, al que el conjunto blaugrana ha decidido no renovar, se va con trece titulos en su haber y nueve trofeos levantados como capitán. El escolta aseguró que su mejor momento fue llorar de alegría por conseguir la Euroliga en París y que, sin embargo, el peor, fue el de ayer. "Estoy triste, como si me hubieran arrancado algo de dentro. He disfrutado como nadie de los éxitos, nadie lo ha pasado tan mal como yo en los momentos malos en estos ocho años y ahora mismo estoy en lo peor, lo estoy pasando muy mal", reconoció.

Más allá de los títulos, el ya exjugador del Regal Barcelona manifestó que "he evolucionado, me considero un buen jugador, hay que tener autoestima y espero que el papel que tenga en el próximo equipo sea un poco diferente, aunque he estado encantado con todos los papeles que he tenido en el Barcelona".

Grimau añadió además que no está cerrado a nada. "Todo lo que ha sucedido está muy reciente, ya que apenas hace dos días y medio que me he enterado de que no iba a continuar" en el club azulgrana, argumentó.

Entre los abundantes agradecimientos que dedicó, Grimau se refirió a la confianza de la junta anterior, presidida por Joan Laporta, así como a la actual directiva y a los cuatro entrenadores que le han dirigido. Pero, sobre todo, a su familia y al público barcelonista.

El secretario técnico de la sección de baloncesto azulgrana, Joan Creus, aseguró que "ha sido una decisión muy difícil, la más complicada de tomar por el peso que tenía en el vestuario, pero es ley de vida y alguien tiene que tomar ese relevo. Grimau aportó mucho a la cultura deportiva de este equipo, que es lo que al final da los títulos", concluyó.