Vitoria
hace un año, Sandro Rosell se convirtió en el presidente del Barça más votado de la historia, con 35.021 adhesiones de los socios, arrasando a las urnas a sus cuatro competidores, sobre todo a Marc Ingla y Jaume Ferrer, los candidatos ungidos por su antecesor, Joan Laporta. El pasado jueves Rosell escenificó una de las escasas comparecencias públicas de su mandato para alzar la voz crítica, eso sí demasiado tarde y evitando forzar la ruptura de relaciones, contra el Real Madrid por los agrios episodios vividos durante la frenética racha de enfrentamientos entre ambos gigantes balompédicos.
Tildado de presidente invisible por su discreción (solo ha dado tres ruedas de prensa en todo este tiempo) en cambio está dejado una huella profunda, evidente y polémica, sobre todo por su resolución drástica para corregir el agujero contable que ha heredado de su antecesor.
La gestión del fútbol
Todo el poder es de Guardiola
Y ahí si que no hubo discusión, aunque, de entrada, ya tuvo un roce con el entrenador cuando optó por vender a Chygrynskiy. Al margen de esa decisión, tomada por una necesidad de liquidez económica, Rosell se ha mantenido al margen de la gestión futbolística, en la que reina el técnico en clara sintonía con Andoni Zubizarreta, a quien otorgó el cargo de director deportivo en sustitución de Txiki Begiristain. Tras la venta del central ucraniano, su otra intervención directa fue para acelerar la renovación de Dani Alves tras una reunión con el lateral brasileño.
La cosecha deportiva no puede ser mejor, con el apabullante 5-0 al Real Madrid en la primera vuelta liguera, y sobre todo los títulos de Liga y la Champions, en la trepidante final disputada en Wembley ante el Manchester United, dejando previamente en la cuneta, en semifinales, al gran enemigo, el Real Madrid.
La gestión económica
Sorpresa: el agujero negro
Los 11 millones de beneficios anunciados en junta saliente de Joan Laporta se transformaron en 77 millones de pérdidas, un cambio radical surgido tras la auditoría realizada por Deloitte, auditor oficial del club los últimos ocho años. La controversia tomó altura tras la presentación en la asamblea de compromisarios del 16 de octubre de la due diligence, que ponía en tela de juicio la política de gastos de la época Laporta y dejaba al descubierto algunos dispendios de dudosa justificación de la directiva anterior.
La captación de recursos
Catar y Unicef, al trasero
Fue la segunda comparecencia ante los medios de comunicación de Sandro Rosell. En diciembre el presidente blaugrana presentaba el contrato más alto de patrocinio jamás firmado por un club. El Barça percibirá 165 millones de euros por llevar Qatar Foundation en el pecho de su camiseta, convirtiéndose así en el primer patrocinador comercial de la historia azulgrana. Pero por aquellos días se habló de estampar el anagrama de la sociedad, un árbol, y no el nombre de la entidad. Porque, además, implicaba un cambio sustancial: romper, ne cierto modo, con una aventura de tintes altruistas. Se cambiaba Unicef, a quien el Barça además pagaba 1,5 millones de euros, por un fondo de inversión catarí, símbolo de un país poco respetuoso con los Derechos Humanos, y su amplio respaldo económico al club.
"¿La publicidad? Prefiero pagar las nóminas. Esto es para tapar agujeros". Justificó Rosell, cubriendo el romanticismo por pragmatismo puro y duro, no sin antes advertir que la deuda del Barça sobrepasaba los 400 millones de euros y que se veía obligado a tomar esta decisión histórica para no subir la cuota de los socios ni vender patrimonio.
Más austeridad
Palo a las secciones
Rosell tomó otra drástica decisión para reducir gastos: disminuir en los próximos cinco años en un 50% todo el presupuesto destinado a las secciones, además de suprimir definitivamente la de béisbol, con más de 80 años de vida, para reservar más recursos económicos para el primer equipo de fútbol y La Masía. Javier Faus, vicepresidente económico del Barcelona, elegido para dar la cara, recordó que las secciones "han generado un déficit de 43,5 millones de euros".
Los símbolos
El desencuentro con Cruyff
El primer gran conflicto de Rosell de su mandato lo tuvo con el ideólogo de Laporta y Guardiola, el gran símbolo de la transformación del Barça triunfador. El 2 de julio, al segundo día de ejercer el cargo oficialmente, se presentaba en las oficinas del club Johan Cruyff, presidente de honor del club, para devolver la insignia que acreditaba esa condición, recibida meses antes de manos de Joan Laporta. "Yo hubiera hecho lo mismo. Si te dan un título que no existe, lo devuelves", respondió Sandro Rosell.
el talante
Blando con el Real Madrid
A Rosell se le ha acusado de falta de decisión y de no saltar al ruedo en el momento oportuno para dar la cara por los intereses del club. Como tras el lío que desencadenó la huelga de controladores y el apurado viaje en autobús a Iruñea, y sobre todo cuando la Cope difundió la insidia del dopaje sobre los jugadores y los médicos del Barça. Su junta anunció que se querellaría contra la emisora pero Rosell no dio su opinión hasta seis días después de que el caso estallara. Además, el entorno pidió más agresividad contra los ataques recibidos desde Madrid.
Y lo hizo el pasado jueves, reabriendo una herida que estaba en proceso de cicatrización.
"Se está continuando el camino hacia donde iba con nosotros. Dejamos el mejor Barça. En algunos aspectos no han tocado nada, aunque quisieran hacer ver que estaba mal", señaló Joan Laporta en una declaraciones efectuadas a Europa Press coincidiendo con su primer año alejado de la presidencia azulgrana. Laporta, que ejerce de diputado en el Parlamento de Catalunya y de concejal en el Ayuntamiento de Barcelona como líder de Democràcia Catalana, sobre todo ha aprovechado la efemérides para defender su legado y a su personaje, asegurando que está "muy contento" por sobrevivir al "desprestigio" al que han querido abonarle. "Han heredado un club que estaba en un momento óptimo, el mejor, y todavía sigue. En vez de valorarlo, han intentado desprestigiar el trabajo que hicimos. Es difícil de creer, imposible", lamentó. Si bien Laporta calificó de "muy bueno" el balance de la primera temporada de Sandro Rosell, recordó con ironía que es fruto de la "herencia del mejor Barça de la historia" que dejó él en sus siete años de mandato. "Los hechos demuestran con tanta contundencia que trabajamos mucho y bien", ensalza con indisimulado orgullo Laporta.