Pamplona. Tras la tempestad y la incertidumbre desatadas por el Xalagate, llegó ayer una relativa calma. Sin apenas tiempo para asimilar la nueva decisión de la LEP.M de retrasar de manera "excepcional" la final del Manomanista hasta el 3 de julio y permitir de esta forma que Xala opte a la txapela, los taquilleros de Asegarce y Aspe, Rafa Echeverría y Olaya Gallastegui, respectivamente, se pusieron manos a la obra. Tuvieron trabajo ambos, ya que ayer fue el primer día en el que los privilegiados que ya tenían reservadas entradas para la cita se encontraron con la primera oportunidad de retirarlas.
Por la mañana fueron unos cuantos los que se acercaron hasta las taquillas del escenario de la final, el frontón Bizkaia de Bilbao, para cumplir con el tramite. Incluso 40 minutos antes de que se abrieran las vetanillas, los más ansiosos ya hacían cola para hacerse con sus localidades. Y por la tarde ocurrió otro tanto en el frontón Labrit de Pamplona, donde no acudió tanta gente, pero sí unos cuantos. Uno de ellos, Antonio Oroz, de Esquíroz, fue de los primeros. Se llevó cinco entradas, una para él y otras cuatro "para una cuadrilla con las que habitualmente voy a las finales". Señalaba Oroz que todo lo que ha pasado con Xala "perjudica a la pelota", pero se mostraba feliz por tener la posibilidad de acudir a Bilbao a presenciar el duelo.
Oroz se convirtió en uno de los protagonistas de la jornada, junto al resto de aficionados que ayer retiraron unas 800 localidades. Los que no lo hicieron ayer todavía tendrán más oportunidades: el 30 de junio durante la elección de material y el mismo día del partido, es decir, el 3 de junio, antes de que comience el enfrentamiento entre Aimar y Xala. También hubo alguna anulación, "pero no más que en cualquier otra final", señalaba Rafa Echeverría, que no tenía un control tan exacto de las entradas que se habían puesto a la venta a través de Internet.