Vitoria. No tardó mucho Oinatz Bengoetxea en desperezarse ante un Patxi Ruiz hundido. Apenas dos tantos. Tampoco tuvo que emplearse a fondo, solamente tiró de piloto automático para rematar a un zaguero que, al finalizar el choque, admitía la fatalidad del duelo y su imposibilidad a la hora de afrontar la eliminatoria. Al de Lizarra le sobran motivos, pero le falta capacidad de sufrimiento y, en el Manomanista, donde los pelotaris se tienen que exprimir hasta el límite para alcanzar la épica de la victoria y las mieles del éxito, eso es un lastre enorme. No en vano, la grandiosidad de los 36 metros, la soledad del pelotari, la inmensidad del público, agitado, excitado, desmadrado, el cuero, único, y el oxígeno campan a sus anchas en el mano a mano, la distancia explosiva y sacrificada.
En este ambiente, Bengoetxea VI, nacido para habitar las canchas, se siente muy a gusto y ayer lo demostró. Comenzó con dudas, soliviantadas en apenas unos minutos, y en cuanto tuvo la oportunidad aplastó a su adversario, demasiado desdibujado. No fue Ruiz un muro, tampoco fue un rival de enjundia, Oinatz, amasando una pelota viva, se refugió en el saque-remate y en la potencia de su servicio para arrasarle, pues el leitzarra no dejó en pie absolutamente nada del de Lizarra, quien se hundió tan pronto como el fajador rival -que inició el duelo en el Labrit encajando- se recompuso de sus primeros crochés y empezó a dar mandobles.
El primer golpe, un sotamano, tan característico de su juego, tan plástico, tan potente, reventó el aire de Ruiz. Después, solamente le hizo falta a Bengoetxea esbozar una defensa justa, sin excesivos aspavientos, para repeler los golpes rivales y después rematar con destreza. Así, el duelo no tuvo más que color azul, el de Oinatz, que mantuvo el nivel aplastante desde que cogió el tino y terminó con Ruiz.
Asimismo, el de Leitza, campeón del Manomanista en 2008, con un sotamano temible, es un tótem en los 36 metros y estando tal y como está -a Aritz Lasa ya le hizo un traje en los octavos- podía desmontar con facilidad, y lo hizo, a un Ruiz dubitativo y sin apenas mordiente. Poco le hizo falta a Bengoetxea para colocarse en el cielo de las semifinales del mano a mano: apenas el saque-remate, directo a la yugular, y esperar los errores rivales, de bulto, hasta dejar a Patxi con un knockout doloroso por lo abultado del resultado y por la falta de espectáculo que vivió el Labrit. Si el sábado Aimar Olaizola y Juan Martínez de Irujo ponían en liza lo mejor de la distancia; ayer, en Iruñea, la fotografía fue totalmente distinta. Borrosa.
De este modo, Bengoetxea se mete en las semifinales del Manomanista, su distancia fetiche, y se enfrentará dentro de dos semanas a Aimar Olaizola en un duelo pleno de Asegarce que asegura a la promotora bilbaina un hueco en la final del día 12 de junio, que probablemente se dispute en el frontón Bizkaia de Bilbao. Este fin de semana, entre Mikel Idoate e Yves Xala se dilucidará el primer finalista del torneo rey de la temporada pelotazale.
Duración: 32:20 minutos de juego.
Saques: 1 de Patxi Ruiz y 6 de Bengoetxea VI.
Pelotazos: 147 pelotazos a buena.
Tantos en juego: 1 de Patxi Ruiz y 14 de Bengoetxea VI.
Errores: 2 de Patxi Ruiz y 3 de Bengoetxea VI.
Faltas de saque: 1 de Bengoetxea VI.
Marcador: 2-1, 3-1, 4-2, 5-6, 5-7, 6-18, 6-19.
Incidencias: Buena entrada en el Labrit de Iruñea.