VITORIA. Osasuna, con un autogol de Stankevicius, aguantó el pulso de la permanencia al conseguir frente al Valencia una victoria que le permite mantener esperanzas de salvarse del descenso, en una jornada que se le presentó cuesta arriba por los triunfos de la mayoría de sus rivales directos pero de la que sale reforzado y fuera de los puestos de descenso. Los resultados favorables de otros adversarios obligaban a Osasuna a ganar de forma imperiosa. Le costó horrores y ante la falta de gol la victoria tuvo que llegar con un tanto en propia puerta de Stankevicius, que desvió con la espalda un disparo de Cejudo.

Con esta victoria, Osasuna acaba con una racha de cuatro derrotas consecutivas para salir del descenso, a falta de cuatro jornadas para la resolución del campeonato y encarece sobremanera la salvación, que en función de la situación de los equipos que pelean en la zona baja, podría llegar a fijarse hasta en los 43 puntos, algo inaudito en los últimos años.

Los locales salieron más enchufados que el rival, al jugarse más que el cuadro valenciano, que contó con un Guaita que salvó a su equipo con dos paradones en la primera mitad, en la que el Valencia empezó a tocar rebasados los primeros 25 minutos, aunque sin peligro ante el marco de Ricardo. El equipo de Unai Emery empezó a adueñarse del balón en la segunda parte del primer periodo, aunque siempre guardó las espaldas y apenas merodeó el área del conjunto rojillo.

El Valencia comenzó la segunda mitad con intención de ejercer de dominador, pero curiosamente su mejor ocasión llegó en un contragolpe. Joaquín, tras recibir de Soldado, disparó fuera. Dos minutos después, marcó Osasuna. Puñal recuperó un balón tirándose al césped y el disparo con la zurda de Cejudo pegó en la espalda de Stankeicius para desviar la trayectoria del balón y alojarse en la red de la portería de Guaita.

Emery metió en el campo a Banega y a Aduriz, por Albelda y Jonas. Los valencianistas definitivamente fueron superiores con la posesión, pero no llegaron con peligro y sólo un disparo de Mata pudo cambiar el signo del partido, pero su remate salió alto.