eL estado de ánimo de los jugadores alavesistas ha estado muy decaído últimamente y eso les ha influido negativamente en sus últimas actuaciones. Ahora bien, lo más importante para levantar el estado de ánimo son la decisión y la voluntad de salir del pozo. Por eso, el Alavés necesitaba un golpe anímico, un triunfo importante para adquirir la confianza y autoestima suficientes para estos últimos encuentros en los que veía peligrar los puestos de play off. Y a la consecución de este objetivo saltó al terreno de juego cementero, un campo y un rival complicados. Y el Alavés mantuvo la tercera plaza por los pelos en un encuentro deslucido, ya que en ningún momento se pareció al equipo solvente y seguro de jornadas ya remotas.
Ayer asistí en Lemona al encuentro que disputaron el titular de la localidad del valle de Arratia y un seudoequipo denominado Alavés y me quedé apesadumbrado. ¡Qué gran tristeza sentí al ver el juego que desplegó en el primer periodo y gran parte del segundo! Para fortalecer la moral de sus muchachos, Tomé planteó el nuevo sistema de juego denominado patadón y tentetieso para dejar la portería a cero. Todo balón que caía en las inmediaciones de un jugador albiazul, este tenía la obligación de alejarlo lo más posible de su lado. El planteamiento del entrenador alavesista ya lo reflejaba el hecho de dejar en el banquillo a Ibon Gutiérrez y a Geni y a Indiano en la grada (el crucificado). No contento con esto, colocó a Morcillo por delante de la defensa. Así, todos los asistentes al espectáculo nos dimos por enterados. Cuando un equipo no va a ganar? no gana. En el minuto 40 se lesionó el jugador de cristal, Cuesta, y salió Ibon en su lugar; tres minutos después se produce la mejor jugada del conjunto de Tomé con remate a puerta de Salcedo. ¿Casualidad? De todos modos, esta manera de ver el fútbol no era exclusividad absoluta albiazul. Y si ninguno de los dos contendientes quería jugar? pues eso, no vimos nada.
Después de una semana de auténtica pasión para el conjunto albiazul, rumiando durante tantos días la última derrota, los futbolistas saltaron atolondrados al césped con la única idea de no salir perdedores, lo que no quiere decir en absoluto que buscaran con ahínco la victoria. El Alavés no se había recuperado de la goleada recibida en Mendizorroza la jornada anterior y volvió a jugar con demasiado miedo ante un Lemona que no hizo nada, solo aprovecharse de otro error en defensa (¿y van?) para marcar en su único disparo a puerta. Los albiazules fueron once guerreros luchando por ser el que diera más fuerte al balón y para que el contrario no se hiciera con él. Ahora bien, cuando de jugar al fútbol se trataba, todos cumplían la máxima establecida por el entrenador: ¡Pégale!
Después de lo visto ayer, me voy con la impresión de que nos han robado cerca de 80 minutos de juego anodino y que luego se ha querido solucionar deprisa y corriendo en el tiempo restante. Que hemos perdido dos puntos por no haberlos buscado con insistencia desde un principio. Espero que no los echemos de menos al final de todo esto.