Y apareció Aimar. Y lo bordó. Y Aritz Begino caía al suelo. De nuevo. Tal y como lo hizo en el Astelena de Eibar. En el recuerdo, Sergio, su amigo fallecido en accidente laboral en el inicio del Parejas. Por su parte, el goizuetarra, enclavado en una versión determinante de su juego, demostró ayer cómo se juega una final, en la que pidió que los focos le ungieran bajo el halo del frontón Bizkaia. El delantero, cuatro veces campeón del Cuatro y Medio, dos del Manomanista y, con esta, dos del Parejas, desarboló a un Yves Xala que solamente encontró huecos en la defensa numantina de su rival cuando este abandonó la pelea por falta de oxígeno. Sin embargo, hasta dónde las cámaras enfocaban, en los cuadros largos, el lugar en el que se presuponía que estaba el desenlace del encuentro, Mikel Beroiz y Begino, protagonistas, se fajaban en la esperanza de enseñar su espalda al rival. En el caso del de Huarte, con la larga sombra de Abel sobrevolando su actuación, cumplió con creces con el caramelo envenenado que la LEP.M le había colocado en sus manos. Y fue Mikel el que sujetó a un Xala que no alcanzó la excelencia que lleva mostrando durante todo el Campeonato -todos los pelotaris siempre tienen un partido de bajón y al lekuindarra le tocó ayer-. También influyó la cabeza de Aritz y Aimar. Los de Asegarce supieron seleccionar en todo momento los cueros puestos en liza y Beroiz sufrió con ellos.
Pero fue tal el recital de Aimar, que comentaba en la elección de material que no estaba "al cien por cien y que le costaba defender", que eliminó a la perfección el instinto asesino del lekuindarra, ya que Xala, sin capacidad de encontrar boquetes en el casco del acorazado de Asegarce, tan fortalecido por la labor de zapador de Aimar, no conseguía dar con el golpe específico para derrumbar la atalaya en la que Aimar Olaizola vislumbraba el duelo, con la capacidad, como el ojo de halcón, de analizar y leer el partido de una manera excepcional. Primero, aguantaba, y después, remataba. Y es que al goizuetarra no le pesan las finales y tampoco los siete meses de baja por la rotura de ligamento cruzado anterior en la rodilla izquierda. Aimar vive para la pelota y ha nacido para jugar en un frontón. Con una lectura perfecta de lo que es amarrar las aristas de una txapela y dominar lo intangible del duelo con la facilidad: a Xala lo desmontó a base de defensa y a Beroiz le avasalló con las selección de cueros. Begino, por su parte, respaldaba las afirmaciones a base de ganchos que destilaba Olaizola como buen escudero. El zaguero de Autza, arropado por una tropa de casi 150 vecinos, mostró esfuerzo, coraje y garra tras aguantar un encuentro de 80 minutos con la pierna derecha reventada y el callo de la mano quemado.
olaizola avisa Desde el calentamiento, Aimar ya mostraba credenciales. Sin embargo, la primera le fue a la frente. Tan pronto como el cuero se puso en liza, con Begino y Beroiz arrojados a los impulsos de la tensión, Olaizola no levantó un golpe muy bajo de Mikel. Significó el error el punto de inflexión en la carrera del goizuetarra en el encuentro. Sacó entonces el maestro Olaizola el libro de los encantamientos. Abrió el tarro de las esencias con una dejada al txoko tras volver locos a sus rivales. Y después dio calor a su hombro izquierdo para armar ganchos como cañones. Tan veloces, tan explosivos, tan efervescentes, que el polvo del suelo volaba a contraluz desde la línea, solamente a un centímetro, de la contracancha.
Con Aimar lanzado, Xala no encontraba s huecos necesarios para disponer su elegante juego de manos. El prestidigitador lekuindarra, pese a desnudar los cuadros alegres de rivales, no terminaba de maniatar a los de Asegarce. Si eliminaba al goizuetarra con un gancho, no terminaba de destrozar el cuero y Aritz, imperial en labores defensivas, alcanzaba todas sus intenciones. Los zapatos de baile de Xala, iluminados en otras ocasiones, en la de ayer, tan transcendental, se quedaron difuminados. Solamente se reencontró el lapurtarra consigo mismo cuando el luminoso ya castigaba los flancos de la pareja azul (12-5).
Cuando las apuestas y los mentideros daban a Aimar y Begino como triunfadores únicos, cuando la brecha entre ambos era de siete tantos de sutura, amaneció el mejor Xala. Yves, obligado por las circunstancias y aupado por dos cueros fallados por Begino, desterró la imagen mostrada en la primera docena para deslumbrar. Como en los viejos tiempos. Se sacó de la varita mágica el lekuindarra tres ganchos y una parada al txoko que puso la igualada en el marcador. De repente, por gracia y fe de Yves, los de Aspe se reencontraban con el partido e, incluso, la txapela se acercaba.
Hubo un ligero intercambio de golpes entonces, pero fue el propio lekuindarra el que, tras un gancho y una parada de Olaizola, lanzó una volea de izquierda a la chapa que pasó de poner el 16-15 al 17-14. Tres tantos de diferencia y Begino, al vestuario. Cuando volvió, Aimar ya estaba preparado. Cinco tantos seguidos: desde su chistera hasta la txapela.
final del parejas La crónica