vitoria. QUE Jupp Heynckes dirigirá al Bayern de Múnich el próximo curso ya estaba escrito pero que Louis Van Gaal no acabara siquiera el presente ejercicio era algo fuera de toda lógica a cinco partidos para dar carpetazo a la Bundesliga. Pero el empate en el feudo del Nuremberg agotó la paciencia del presidente Uli Hoeness y del director deportivo, Karl-Heinz Rummenigge, tras contemplar al equipo fuera de las plazas de Champions después de verse apartado de la final copera y de la máxima competición continental.
Nunca lo tuvo fácil el holandés, ya que hace un año, pese a ser finalista de la Liga de Campeones y con la corona doméstica, había recibido un ultimátum antes de dar con la tecla situando a Robben y Ribèry por las bandas, con la eclosión de Müller y la definición de Mario Gómez. Los resultados pobres han sido la tónica a lo largo de la vigente campaña y fue una pifia del meta Kraft la que ha dado la puntilla definitiva a un proyecto amortizado. Protegido por el míster exazulgrana por encima de su compañero Butt, quiso jugar un balón desde atrás y regaló el cuero y el gol al rival. También perdió los nervios Arjen, con una expulsión -no veía la tarjeta roja desde 2006, cuando estaba en el Chelsea- y posteriores insultos al colegiado. Si finalmente los bávaros no consiguen auparse a la tercera posición en la tabla el fracaso sería mayúsculo. El precedente se remontaría a 1996, cuando precisamente el Dortmund le hurtó la ensaladera como prólogo de conquistar su primera Champions, en Múnich.
Hoeness apenas ha tardado horas en lanzarse a la yugular de Van Gaal. "La historia de que los jugadores lo respaldaban no es más que un cuento de hadas", esgrimió ayer, y hasta hizo hincapié en que la decisión de la destitución residía en que no había un buen ambiente en el trabajo, más allá de los guarismos. "Una cosa es el éxito. Pero hacía tiempo que en este club había desaparecido el placer", se despachó sin rubor. Los enfrentamientos personales entre ambos se contaban por docenas. El rector muniqués había calificado ya a su entrenador de "resistente a los consejos" y había dicho que este tenía dificultades para entender que el Bayern no era "un show de un hombre solo". "Desde ahora los jugadores pueden quitarse la camisa de fuerza", concretó, desvelando que "con la decisión de quitarle la titularidad a Jörg Butt empezó toda la mierda". Un dato sí corrobora el mal papel en la actual temporada, y es que el técnico había probado hasta 19 formaciones distintas en la retaguardia. "Se le acabaron las excusas del Mundial en diciembre, los problemas seguían allí sin soluciones y sin excusas". La tarea de dirigir el vestuario en esta recta final se ha encomendado a Andries Jonker; a su lado estarán como asistentes Hermann Gerland, Marcel Bout y el entrenador de porteros -que en su día también lo fue del Athletic- Walter Junghans.
La improvisación jugó en su contra: defensas jugando de delanteros; volantes formando en la defensa; un arquero seguro enviado a la banca; la lucha de egos con Ribèry; la espantada del brasileño Lucio, la del argentino Demichelis, el goleador italiano Luca Toni y el capitán holandés Van Bommel... Luiz Gustavo pasó del lateral izquierdo al eje, el ucraniano Tymoshchuk corrió igual suerte, Van Buyten terminó en punta de ataque... Demasiados virajes de rumbo.
Causalidad, de Jupp Heynckes y el Bayer Leverkusen depende en buena medida que el Bayern logre un visado para competir en la Liga de Campeones. Confiando en la honestidad del teutón, su objetivo será alcanzar una gesta con los suyos a costa de no estar presente junto a los más grandes una vez se siente en el Allianz Arena, que en 2012 será escenario de la final de la Champions.