vitoria. Cuando un equipo es capaz de ganar 21 de 22 partidos en la fase regular no debería tener demasiado de qué preocuparse antes de afrontar los play off por el ascenso. Meteórico, letal con sus rivales al punto de empequeñecerlos por diferencias de hasta 61 puntos, el Aurteneche Maquinaria inicia esta tarde su lucha por el sueño de la LEB Plata en tierras gallegas. El Carballo Basket, tercer clasificado de su grupo, se interpone en un largo camino que, de no desviarse en su rumbo, podría culminar a principios de junio con el aterrizaje en la nueva categoría. Pero el nuevo Araberri, en esencia el mismo del curso anterior apuntalado con jóvenes valores, no tiene nada que temer. Al fin y al cabo, el conjunto dirigido por Iñaki Merino es el rival a batir. "En realidad la obligación de ascender la tienen otros equipos, no nosotros. Algunos han gastado mucho dinero pensando en el ascenso", subraya el entrenador del Aurteneche antes de recordar que "hace un par de años en Vitoria se veía la EBA como algo a lo que pocos tendrían acceso. Pero ahora que ya la hemos vivido de cerca queremos aspirar a más".
Y qué mejor vehículo con el que recorrer la ruta hacia la LEB Plata que el equipo del que todo el mundo habló hace apenas unas semanas cuando se convirtió en el único plantel invicto del baloncesto español. 16 victorias consecutivas después, el Aurteneche caería el 20 de febrero contra el Zornotza por 75-70. Desde fuera pudo parecer una oportunidad perdida, pero dentro del vestuario el final de la racha fue recibido con los brazos abiertos. Es más, según Ander Ortiz de Pinedo, capitán, máximo anotador y alma mater del combinado alavés, la derrota llegó en el mejor momento posible, con tiempo suficiente para descender a la tierra y encarar ahora esta eliminatoria con la constancia de que, aunque pueda parecerlo, nadie es imbatible. "Fue lo mejor que nos podía pasar. Llegó un momento en el que ganábamos por inercia y teníamos un punto de relajación. Perder en ese momento de la temporada fue lo mejor posible. Ahora afrontamos el play off sin esa mosca detrás de la oreja, con todo el mundo recordándote que estás imbatido", explica el base vitoriano. Su técnico lo refrenda.
"Por un lado te gusta ver que los medios prestan atención al equipo, incluso a nivel nacional. Se agradece y es bonito, pero empiezas a ver el triunfo como una obligación y te olvidas de lo que tienes que hacer realmente para alcanzar las victorias. Fue algo que influyó un poco a los jugadores. Era una presión añadida y en partidos que iban igualados se percibía el miedo a la derrota", recuerda Merino. Esta tarde, a partir de las 19.00 horas, el pabellón del pequeño municipio coruñés acoge el primer duelo de una serie a dos partidos que culminará en Vitoria el próximo sábado 16 de abril a las 20.00 horas. Menos bullicioso y repleto que el hogar de su rival, que aúna habitualmente la ilusión de un pueblo que tiene en su equipo de baloncesto a su gran estandarte, el Aurteneche confía en que el pabellón de Mendizorroza reúna a los buenos aficionados al baloncesto de la capital alavesa porque, como recuerdan desde la entidad araberrista, no todo es Baskonia en esta ciudad.
"Nuestra pista es seguramente la más tranquila de toda la categoría. Es la más amplia y una de las que más asientos tiene, pero no tenemos la clientela necesaria para hacer presión, algo sí existe en otros lugares como Galicia o Cataluña. En estas categorías ese tipo de presión ambiental se nota mucho. Es como en la cancha del Maccabi, que juegan con un jugador más", lamenta Santi Abad, presidente del Araberri, que se afana en el día a día por sacar adelante un club en el que ha depositado todas sus fuerzas.
en territorio hostil Formado en su práctica totalidad por jugadores alaveses, el Aurteneche se planta por segundo año seguido en los play off a pesar de las dificultades que entraña amasar un grupo que compagina trabajo y baloncesto. En estos tiempos en los que incluso a la propia ACB los jugadores españoles aterrizan con cuentagotas, encontrar jóvenes dispuestos a sacrificarse que no hayan abandonado el sueño del basket profesional es una tarea ardua y laboriosa. "La reserva de jugadores que hay ahora mismo en el deporte español es mínima, aunque quieran ocultarlo con los éxitos de la selección nacional", incide Abad. Todo mientras el Baskonia acapara las miradas de la práctica totalidad de aficionados al basket. "Estamos en territorio hostil. Vitoria representa a Alavés y Baskonia, pero nosotros somos menos visibles tanto para el público como las instituciones", apunta el máximo responsable de la entidad.
Mientras él confía en poder prolongar la ilusión en la siguiente categoría, Iñaki Merino, el mismo hombre que el año pasado rozó el ascenso, pierde el sueño preparando el tramo crucial de la campaña. Nada de lo que han conseguido hasta ahora tendría sentido si, finalmente, el ansiado objetivo vuelve a evaporarse. "No creíamos que esto nos iba a salir así de bien. Hemos acabado muy altos de moral, y comparado con el año pasado noto menos presión, incluso en los más jóvenes", sostiene Ortiz de Pinedo. No hay motivos para cambiar algo que funciona. "Estos días he intentado mantener la normalidad. Nos ha ido muy bien así y no es momento de cambiar los hábitos. Son jugadores muy ambiciosos que no entienden de límites. Les gusta dar pasos adelante en la vida y ahora ven una oportunidad de hacerlo", asevera Iñaki Merino sobre una plantilla en la que vislumbra el deseo de triunfar y la tranquilidad del que no tiene nada que perder. En el medio de ambos extremos, como bien decía Aristóteles, estará la virtud. Y con ella, el ascenso.