alain laiseka

Francesco Gavazzi (Lampre)4h27:03

Kristof Vandewalle (Quick Step)m.t.

John Gadret (Ag2r)m.t.

GENERAL

Joaquim Rodríguez (Katusha)21h39:46

Andreas Klöden (RadioShack)m.t.

Samuel Sánchez (Euskaltel)m.t.

La etapa de hoy, 6ª: Zalla-Zalla, 24 kms. contrarreloj. ETB-1, 16:00 horas.

zalla. En 2010 Freire ganó dos etapas de la Vuelta al País Vasco pero no celebró ninguna. La primera, en Zierbena, le duró unos minutos. Se la quitaron los jueces porque entendieron que se había desviado de la línea recta e imaginaria por la que deben lanzarse los velocistas hacia la meta. Freire bramó, peleó en los despachos, discutió con los jueces, dijo que la decisión era absurda, cosa de perturbados, pero se fue sin flores ni besos de cera. Esa etapa la ganó meses después, cuando en mayo el TAS decidió sancionar a Valverde hasta 2012 y le obligó a devolver todas las flores recolectadas en cinco meses de competición, un jardín inmenso. A Freire le mandaron a la puerta de casa esa etapa y la de Viana, que le había birlado limpiamente el murciano. En Amurrio fue también segundo el cántabro, protestó porque entendió que un italiano, el que ganó, le había cerrado. Nadie le escuchó.

Aquel italiano era Francesco Gavazzi, que ayer en Zalla lanzó el sprint por su carril, pegadito a la valla izquierda, sin molestar a nadie y sin que nadie le molestara. Acabó segundo y se fue la mar de contento al autobús. No es una deshonra que te gane Freire.

Luego, se armó el lío.

La secuencia es la siguiente. Empieza a 200 metros de meta.

En el barullo del sprint, Luis León, que tapaba a Freire con su espalda prominente, quiso salir del embudo que se había formado en la orilla izquierda y abrió una nueva vía por su derecha, que era en ese momento una autopista limpia y despoblada. Se llevó a Freire en el bolsillo. El volantazo fue brutal. Tan brusco que hubiese incrustado al genial cántabro contra la valla si este no le llega a tocar el muslo para alertarle. Luisle dejó de escorarse, giró la cabeza, miró desde la altura a Freire y le invitó a pasar. En la maniobra -imagínense, a 60 por hora, las pulsaciones desatadas, el calor, la tensión, imposible pensar-, al murciano se le escapó una mano, la derecha, que fue a parar al trasero del triple campeón el mundo. El gesto fue claro y asombroso, por inusual: fue un impulso, un empujón que le lanzó, solo Freire y Luisle conocen la intensidad, hacia la meta.

Quedaban 150 metros. Freire aceleró por la vía libre que le había abierto Luisle y dejó a Gavazzi y los demás -fantástico estuvo Egoitz García, atxondoarra del Caja Rural, quinto- a una bicicleta de distancia.

"¡¡¡Buaaah!!! No hay que darle importancia", respondió el cántabro, no sin asombro, cuando le contaron que el director del Lampre se había arrimado a los jueces para protestar por la maniobra y estos revisaban detenidamente las imágenes para valorar la importancia de la ayuda de Luisle. "Me ha tocado, es cierto, pero para darme paso. Además, quedaba mucho, 200 metros, y he sacado una diferencia demasiado importante como para achacarlo a esa razón. Solo faltaría que me vuelvan a quitar la etapa por eso". Es lo que ocurrió.

El jurado técnico hizo una lectura académica del reglamento. El comunicado fue escueto: "Freire Óscar y Sánchez Gil Luis León. Descalificación a las dos últimas plazas de su pelotón y 200 francos suizos a cada uno por sprint irregular". Obviaron que el empujón de Luis León no influyó en el resultado de la etapa. Freire habría ganado de todas maneras. Fue, quizás, como en el fútbol, una mano involuntaria, un empujón involuntario, o, al menos, no mal intencionado y, ni por asomo, influyente en el resultado.

"Es una vergüenza", bramó el cántabro cuando se lo comunicaron. "No me lo puedo creer. He sido el más fuerte y ahora resulta que los jueces entienden que he ganado por el empujón. Vale, ha ocurrido, pero a 200 metros de meta. ¿Qué quiere decir esto? ¿Que Luisle tiene tanta fuerza en los brazos como para lanzarme desde esa distancia? No tiene sentido. Ninguno".

Freire, que decidió in extremis correr la Vuelta al País Vasco pensando en las clásicas porque una fiebre le debilitó después de la Milán-San Remo, se cruzó con Gavazzi a pie de podio. Uno bajaba y otro subía. "¿No te da vergüenza subir?", le dijo el cántabro. "Sabes que te he ganado bien". El italiano se encogió de hombros, dijo que no era cosa suya, sino del director, Maurizio Piovani, y siguió su ascenso. Tenía cara de circunstancias. Así apareció en el atrio. Un ramo de flores y dos besos le iluminaron el rostro y le hicieron olvidar.

Freire, abajo, tenía la mirada oscura y el recuerdo fresquísimo. "Lo que es realmente vergonzoso es que te quiten otra vez la etapa y nadie te diga nada", dijo antes de coger a su hijo pequeño, que andaba por allí sin entender nada de las cosas de los mayores, en brazos y se marchó.

Ataques de Intxausti y López Así se resolvió la etapa de Zalla, la más vizcaina de la Vuelta. Por el recorrido, Urkiola, Bikoitz Gane, Avellaneda, Beci… y por los protagonistas. Intxausti y López.

Beñat se catapultó en Urkiola. Un suicidio bellísimo. "Había que jugar nuestras cartas y romper la baraja". Coronó solo. A una decena de segundos lo hizo Niemiec y a una veintena el grupo de los favoritos, mínimo y tembloroso. "La pena es que no se ha roto tanto como nos hubiese gustado". Al zornotzarra le cogieron bajando hacia Dima. Luego se hizo la escapada, Albasini, Cataldo y Seeldraeyers, y volvió la calma.

Hasta Beci. Allí feneció la fuga. Terreno López. Por ahí entrena todos los días. Arrancó tras Vanendert, le cogió, se puso a tirar de él como un poseso y casi lo mata. En la cima de Beci, López, Vanendert y Poels tenían 14 segundos. A la salida de Balmaseda, nada. No quiso el Rabobank de Freire, que ganó la etapa pero se fue de Zalla sin celebrarlo.