A. Vinokourov (Astana)4h20:38

Óscar Freire (Rabobank)a 8''

Paul Martens (Rabobank)m.t.

GENERAL

Joaquim Rodríguez (Katusha)12h30:09

Andreas Klöden (RadioShackm.t.

Samuel Sánchez (Euskaltel)m.t.

La etapa de hoy, 4ª: Amurrio-Santuario de Arrate, 179 kms. ETB-1, 15:30 horas.

Donostia. La víspera por la noche, mientras veían por televisión cómo el Real Madrid destrozaba al Tottenham, abatido ya sin Peter Crouch, Juanma Garate abrió el libro de ruta. Desplegó el perfil de la etapa, y analizó el pico que se levantaba a tres kilómetros de meta. Era una cuesta casi invisible, pues pocos habían reparado en ella, oculta tras el alto de Altube del que todo el mundo hablaba que no iba a pasar nada. "Si ese repecho es el comienzo de Nuestra Señora de Oro, es duro. Pero es corto. Podemos tener una buena oportunidad con Óscar Freire". A su lado, en la habitación del hotel, mientras el Madrid busca el tercero, el genio de Torrelavega tuerce el morro. "No parecía estar muy convencido", accedía el irundarra, "pero es una etapa para él". Seguramente por ello, al ciclista de los tres Mundiales y otras tantas sanremos le aguardaban en la meta de Zuia-Murgia su mujer, Laura, y sus hijos, Marcos y Mateo. Freire, una vez más, cumplió su parte y ganó el sprint. Pero no venció. En esa rampa fantasma, el cántabro aguantó, sí, pero un descomunal kazajo se catapultó para firmar su primera victoria del año y reivindicar su lugar en esta Vuelta al País Vasco, en la que el puestómetro devolvió el liderato a Joaquim Rodríguez y la debilidad mandó a Ivan Basso para casa, adonde también marchó Danilo Di Luca.

Alexandre Vinokourov, primer kazajo que gana en la ronda vasca, se impuso a lo Alexandre Vinokourov. Con un soberbio demarraje cuando a los demás les dolían las piernas, y un derroche de vatios durante los cinco kilómetros que duró su espectáculo. Fabio Duarte vio la función desde el palco, pues arrancó en ese desnivel que parecía proteger Murgia, pero un rayo azul le quitó las pegatinas de su Fuji. "Cuando un ciclista de semejante calibre arranca de esa forma, no hay nada que hacer", sentenció Garate.

El irundarra fue protagonista de otra jornada asfixiante, en la que la brisa del sur golpeaba los morros del pelotón. Los ciclistas abrían la boca en busca de un gramo de oxígeno, pero se topaban con un puñetazo de aire caliente que asfixiaba las entrañas. El fuerte ritmo -46 km/h de media tras dos horas- remataba la agonía.

marcaje Lampre-Rabobank Ayer se volvió a volar: primero, para formar la escapada; después, para hacerla caminar. Todo se coció en Opakua. Ocurrió que Lampre y Rabobank partieron de Villatuerta con el mismo objetivo: jugársela al sprint con Gavazzi y Freire, respectivamente. "Si había un Lampre en la escapada, debíamos tener un Rabobank, o de lo contrario trabajaríamos para echarla abajo". Y al ataque de Tony Martin (HTC), el coloso alemán triturado el primer día, le secundaron seis hombres. Entre ellos, Przemyslaw Niemiec, el polaco del equipo Lampre. Y, claro, con el ciclista de nombre imposible se fue Garate. Y junto a ellos, Francesco Bellotti (Liquigas), Amaël Moinard (BMC), Jérôme Pineau (Quick Step) y Egoi Martínez, que dejaba constancia de Euskaltel-Euskadi.

La escapada acumuló más de dos minutos, pero la presencia de Niemiec y Garate, ambos por debajo de esa barrera en la general, hizo que RadioShack no abriera más la mano para no comprometer a Andreas Klöden y Chris Horner. Esa circunstancia generó discusiones y parón delante: querían que los barrenadores de Lampre y Rabobank no reventaran la fuga. "Les decía que si me paraba yo, íbamos a echar abajo la escapada", apuntó con buena lógica Garate.

Tras unos minutos de desencuentro, Moinard y Renev se fueron para adelante, y Pineau les echó el guante en la ascensión a Zarate, a 80 kilómetros de meta. Por detrás, tiraron las formaciones que tenían que tirar -el equipo del líder, el de Freire y, en la parte final, el de Gavazzi- y pasó lo que se intuía que debía pasar: que el trío cayó en la jaula de Altube.

En las últimas rampas, abrieron sus alas Kolobnev, Van Garderen y Seeldrayers -que hizo el afilador y se cayó-, pero no pudieron echar a volar. Estaban encolados al pelotón, enfilado por Lampre, Rabobank y Euskaltel-Euskadi. Se vislumbraba el sprint en Zuia-Murgia. Incluso, el alborozo de Laura, Marcos y Mateo, la familia del único sprinter puro en esta Vuelta tostada por el sol. Pero estos días de calor, a menudo acaban en tormenta. Y la hubo. Breve. Solo un rayo. Kazajo. El de Vinokourov, el capo de un equipo alicaído este año.

El triunfo de un líder Sin el maná que garantizaba año a año Alberto Contador, el Astana lucía un pírrica victoria -la fabulosa etapa de la París-Niza que se levantó Rémy Di Gregorio tras casi irse al suelo el solito en el último kilómetro-, lo que había sembrado de nerviosismo el entorno de la escuadra. "Todos esperaban la victoria del líder y aquí está. Ahora espero que lleguen muchas más", afirmó el alma de la formación, otro veterano protagonista a sus 37 años.

En la operación, arañó ocho segundos y se sitúa a diez de los cuatro mosqueteros de La Antigua. "¿Ganar? Klöden, Horner y Samuel están muy fuertes. Entre los cinco primeros si me puedo ver".

Su triunfo marca de la casa es el primero de Vinokourov en 2011. También el primero en la Vuelta al País Vasco: "He venido siete u ocho veces, pero no había ganado. Tenía ganas". En 2000, con Klöden de gregario, fue 13º y acabó ganando el alemán. En 2002 fue séptimo, en 2003, décimo; en 2004, abandonó; y en 2005, 36º. El hombre que parecía crecerse en las jornadas de mal tiempo no había vuelto a aparecer, hasta que ayer registró su marca bajo la chicharra alavesa. "Soy asiático, así que estoy acostumbrado al calor, casi lo prefiero".

También está hecho al calor, al del Mediterráneo, Joaquim Rodríguez, de nuevo de amarillo. "A ver si me da alas, porque llegamos a Arrate y nunca se me ha dado bien esta subida, salvo cuando gané el Memorial Valenciaga". Aunque no vino a ello, hoy es su última baza para ganar la Vuelta. El sábado, "solo me tocará restar".