Barcelona. Las lágrimas brotaban ayer de los ojos de Iker Romero mientras anunciaba su adiós. Ocho años después de aterrizar en el Barcelona, el jugador vitoriano se despedirá del equipo de sus amores al final de la temporada para emprender una nueva aventura profesional en las filas del Fuchse Berlín alemán. No ha sido una decisión personal. El club catalán ha optado finalmente por no renovar al internacional, y a Romero no le ha quedado más remedio que buscar un destino alternativo en el que prolongar su carrera deportiva. "No me voy de mutuo acuerdo. Yo me quería quedar en el equipo y retirarme aquí. Lo hubiese dado todo por ver mi camiseta retirada junto a la de David Barrufet", reconoció ayer el lateral internacional.
Romero, de 30 años, estuvo acompañado en su adiós por el directivo responsable de la sección de balonmano blaugrana, Eduard Coll, y por el director deportivo Enric Masip. En su despedida también estuvieron presentes todos los jugadores del primer equipo de balonmano del Barcelona, así como el seleccionador nacional y exentrenador del equipo azulgrana, Valero Rivera.
Aunque el club ya le había comunicado el pasado mes de enero que no seguiría la próxima temporada, el jugador insistió en que, desde que llegó a la Ciudad Condal, su deseo siempre fue poder retirarse en el conjunto culé. Además, el alavés comentó que hace más de un año sus agentes comunicaron al club su intención de seguir en el Barça, pero la entidad barcelonista contestó que no le facilitaría una respuesta hasta los meses de noviembre o diciembre. "Desde agosto a diciembre tuve varias ofertas, pero no escuchamos ninguna. En diciembre comunicaron a mis agentes que no iba a renovar, pero que se hablaría más adelante. Acabado el Mundial, en febrero, preguntamos de nuevo y el club dijo que no era el momento y que tenía que esperar hasta el final, por lo que en ese momento toda la ilusión que tenía por quedarme aquí se acabó", aseveró con rotundidad el vitoriano, que se despide del equipo de su vida tras ocho campañas.
"Ha sido un sueño y lo único es que no he podido terminar como quería; retirándome aquí y acabar con mi camiseta con el número 18 al lado de la de Barrufet en el Palau. No había contratos, ni dinero, ni otros clubes que pudiesen pagarlo. Le doy las gracias al club por estos ocho años. Barcelona ha sido mi segunda casa, porque todo el mundo me ha tratado de gran manera. Se entiende que el Barça es más que un club cuando estás dentro. Le doy las gracias a Valero Rivera por traerme aquí con 23 años y por los ocho años que me ha permitido estar jugando con el mejor vestuario en el que he estado en toda mi vida", añadió con los ojos vidriosos antes de dedicar unas palabras a la afición de la sección de balonmano del Barça. "Siempre estarán en mi corazón y en mi cabeza. Us estimo molt. Doy mi palabra de honor de que, en los dos meses que me quedan aquí, me voy a dejar la piel en las pistas por ganar los títulos que nos quedan", subrayó Romero.
"No voy a jubilarme" A partir de la próxima temporada, el futuro del antiguo estudiante de Corazonistas quedará ligado a Alemania. El exjugador de Valladolid y León ha firmado un contrato de tres años con el Fuchse de Berlín, actualmente tercer clasificado en la Bundesliga. Bob Hanning, director general del club berlinés, se mostró ayer encantado con su nuevo pupilo. "Hace más de un mes, Iker nos pidió que esperásemos su respuesta y ayer fue la definitiva. Hemos fichado a un jugador realmente extraordinario". Todavía con hambre de títulos pese a ganarlo todo en el balonmano y con el Barça desde que llegó en el verano de 2003, Iker Romero aseguró que a partir del próximo año hará lo mismo en el Fuchse. "No voy a jubilarme allí; iré a ganarlo todo y a dar el máximo, como siempre he hecho", concluyó.