Entelequias como el proceso de adaptación no sirven para referirse a los grandes jugadores. Las figuras de la NBA no requieren de periodos de rodaje para ofrecer su mejor versión. Así lo ratificó la madrugada de ayer Carmelo Anthony, que debutó con su nuevo equipo, los Knicks, y lo guió a sumar una victoria (114-108) ante los Milwakee Bucks que supone ya, con 27 partidos de fase regular por delante, alcanzar el registro de 29 triunfos que la temporada pasada dejó al conjunto neoyoquino, una vez más, fuera de los playoffs.

Melo tiró de repertorio para hacer las delicias de un Madison Square Garden entregado. Fimó su primer doble-doble con la camiseta azul (los Knicks jugaron de locales con la equipación de visitantes), anotó 27 puntos, capturó una decena de rebotes y se quedó a dos puntos del mejor estreno de un jugador de la franquicia (el flautista Keith Van Horn, en 2003, sumó 29 puntos).

Anthony, en cualquier caso, no estuvo solo. Aunque Amare Stoudemire se quedó en 19 puntos, el veterano Chauncey Billups también lució en su debut, con 21 y ocho asistencias. El base reserva, el joven Toney Douglas, aportó otros 23 puntos para dejar patente que, pese al elevado coste del traspaso, New York tiene algo de banquillo.