Vitoria. El largo proceso en el que está inmerso Alberto Contador desde que el pasado 21 de julio diera positivo en un control antidopaje durante la jornada de descanso del Tour de Francia en Pau cubre una nueva etapa. Una más, pero no la última a buen seguro.

Seis meses después de que se encontraran en su organismo 50 picogarmos de clembuterol, el corredor madrileño conocerá mañana la sanción que propondrá para el madrileño el Comité de Competición de la Federación Española de Ciclismo y a buen seguro, según desvelan los últimos indicios, ésta no será de su agrado.

No en vano, todo apunta a que el castigo para el madrileño será de un año sin competir y la pérdida de la ronda gala que el de Pinto conquistó en 2010 por delante de Andy Schleck. Un veredicto que no contenta a nadie. Sobre todo al corredor del Saxo Bank, suspendido provisionalmente desde finales de agosto por la Unión Ciclista Internacional (UCI) y que ayer empezó su concentración en Mallorca con su nuevo equipo, pero declinó hacer declaraciones al respecto y prefirió guardar silencio por respeto al proceso abierto, según anunciaron desde la escuadra de Bjarne Riis.

Y es que la sanción propuesta por la Federación Española tira por el camino del medio entre lo que reclamaba el ciclista, que es la absolución, y lo que quieren la Agencia Mundial Antidopaje (AMA) y la UCI, dos años. El organismo federativo ha impuesto un castigo político para tratar de tener a todos contentos, menos al propio ciclista, que sigue manteniendo su inocencia total.

Contador alega que fue víctima de una contaminación alimentaria debido a una carne que había consumido el día anterior. Pues bien, el hecho de que no haya sido castigado con una suspensión mayor también es una manera de confirmar que la cantidad descubierta en su organismo es tan ínfima que "no afecta al rendimiento del ciclista", junto a que nadie ha sido capaz de demostrar hasta la fecha cómo llegó el clembuterol al organismo del de Pinto.

Ni tan siquiera los abogados del pupilo de Riis, que durante todo el proceso han presentado al juez que instruye el caso más de diez informes científicos y médicos en los que se demostraría que la ingesta de clembuterol fue totalmente involuntaria.

DIEZ DÍAS PARA APELAR Por eso, Contador defiende su inocencia. Sin embargo ni la UCI ni la AMA confían en esta versión y piden mano dura con el corredor. Cruce de intereses. De momento, ni unos ni otros estarán contentos con la propuesta de sanción del Comité de Competición de la Federación Española, lo que deja sin solucionar el caso.

Y es que una vez que se conozca la sanción, la defensa de Alberto Contador dispondrá de diez días para presentar una apelación antes de que se tome la resolución final. Una resolución que, como ya ha quedado dicho, no contentará ni al ciclista ni a la AMA, por lo que probablemente el caso acabará en el Tribunal de Arbitraje Deportivo (TAS). Otra etapa por cubrir. Eso sí, el tiempo corre. Y corre en contra de Alberto Contador, que de momento tan sólo puede entrenar con su nuevo equipo sin llegar a competir, mientras que ve cómo la posibilidad de estar en el próximo Tour se aleja cada día más.