BARCELONA Pinto; Alves, Piqué, Abidal, Maxwell; Mascherano (Adriano, min.78), Keita (Messi, min.53), Xavi; Pedro, Bojan (Villa, min.62) e Iniesta.

ATHLETIC DE BILBAO Iraizoz; Iraola, San José, Ustaritz, Koikili; Susaeta, Gurpegui, Javi Martínez, Gabilondo; Iturraspe (Orbaiz, min.66) e Igor Martínez (Muniain, min.54).

Árbitro Mateu Lahoz (Col. Valenciano). Amonestó a Javi Martínez (min.32), Ustaritz (min.44), Gabilondo (min.52) y a Iraola (min.83) en el Athletic.

Estadio Camp Nou, 45.207 espectadores.

Barcelona. La noche de Reyes traerá un regalo más para los niños de Barcelona o Athletic Club de Bilbao. San Mamés decidirá una eliminatoria totalmente abierta tras el empate sin goles en el Camp Nou, en un encuentro con un solo dominador, el Barça, pero en el que los bilbaínos levantaron una efectiva e inquebrantable muralla defensiva.

No en vano, lo probaron hasta la saciedad los blaugrana, incansables en la búsqueda del gol que abriera el muro vasco. Lo hicieron con tranquilidad, primero, y a la heroica en los segundos finales, pero siempre sin encontrar el premio deseado. Sí lo hizo el Athletic, ya que encontró lo único que buscó en todo el partido, no encajar un gol.

En la primera parte el Barcelona jugó bien y a su antojo. Con un control absoluto, aplastante, las posesiones más largas del Athletic eran las que tenía Gorka antes de hacer los saques de portería. Sin embargo, este partido fue diferente a los últimos de los de Guardiola, en los que además de dominar en todo el campo obligaban a los porteros a recoger balones de dentro de su área.

El único punto negativo en los blaugrana fue que abusaron del toque sin llegar con peligro. Pero tampoco es que faltaran ocasiones, como una de Bojan en el minuto 6 o dos buenos disparos de Iniesta que obligaron a Iraizoz a lucirse con sendas estiradas. Pedro, el más activo y el mejor del partido, no se cansó de correr para asistir a sus compañeros, pero faltaba la chispa habitual, esa sexta marcha que acostumbran a poner los de Guardiola.

Caparrós, atento y nervioso en su área técnica, veía como su planteamiento defensivo iba cobrando sentido con el paso de los minutos. El empate sin goles era bueno para los leones de cara al partido de vuelta en San Mamés, y por ello no tocó ninguna pieza en su esquema, tan solo cambió de peones. Guardiola, por contra, intentó tener más pegada con Messi y, luego, Villa. Pero la telaraña rojiblanca hizo que cualquier amago se quedará inerte a los pies de ese frontón. Pólvora mojada culé que deja todo abierto.