COPENHAGUE. Riis había admitido hace tres años el uso de EPO (eritropoietina) entre 1993 y 1998, tras las confesiones de ex compañeros en el Deutsche Telekom alemán, pero ahora revela que ya empezó a consumir cortisona en 1980 y que se dopó durante toda su carrera, según adelantaron hoy varios diarios daneses.

El ex ciclista danés cifró el gasto en comprar sustancias dopantes durante más de una década en entre medio millón y un millón de coronas danesas (entre 67.000 y 134.000 euros).

En una entrevista del diario "Politiken" con motivo de la publicación del libro, Riis se justifica diciendo que el dopaje era parte de la cultura del ciclismo de la época.

"Si querías estar en la lucha por los mejores puestos y contratos, no había otro camino. 'Todos' sentían que no había otra opción, yo también. Por eso no tenía ningún sentimiento de culpa", afirma el ex corredor.

Riis, que dice que nadie le obligó a doparse y que no se arrepiente de nada, ha resaltado que su propósito es contar su historia, de ahí que no dé nombres de otros ciclistas, si bien ha declarado a "Politiken" que "se decía que eran 'todos'" los que se dopaban en aquella época.

En el libro, cuyo título es "Riis" y que ha escrito junto con el escritor Lars Steen Pedersen, cuenta que guardaba la EPO en la nevera de su casa y que tanto su ex mujer como su actual esposa estaban al corriente de su uso del dopaje.

También revela cómo, cuando al saber que la policía francesa iba a registrar su hotel durante el Tour de 1998, tiró por el baño de su habitación sus ampollas con EPO y cortisona para que no lo descubrieran.

En su autobiografía hay lugar para otras anécdotas, como su participación en la Vuelta a España 1987 con el Luca y sus sospechas de que fue intoxicado a propósito por el equipo italiano, ya que era el único ciclista que quedaba en la carrera y los directores y mecánicos querían volver a casa.