Cancún (México). Andy Schleck (Luxemburgo, 1985), que perdió el Tour hace unos meses ante Contador por sólo 39 segundos pero que puede ser que lo gane si finalmente el caso del clembuterol acaba con la imbatibilidad del madrileño, encarna la displicencia desplanchada de los grandes indiferentes, que, en definitiva, lo pensaba Francisco Umbral de Manuel Azaña, son los grandes apasionados. Cuando le preguntan por el papel que adoptará en su nuevo equipo, el Pro Team Luxembourg, tras su marcha del Saxo Bank y del regazo de Bjarne Riis, dice con una indiferencia visceral, que él, simplemente, es un ciclista que corre en bicicleta. "Ni soy accionista ni tomaré decisiones". Eso tan antiguo, el campeón como ciclista y nada más, es novedoso porque rompe la tendencia del ciclismo en el siglo XXI. Es una renuncia al absolutismo de Armstrong, del propio Contador, de Vinokourov o, incluso, de Carlos Sastre, ciclistas, ideólogos, dueños, amos. Andy es otra cosa. "Sólo ciclista". Y persona, un tipo sin dorsal y bermudas de colores, que luce una sonrisa pura y relajada, una simpatía transparente y un desaire extremo hacia el protocolo. Por eso, la entrevista la concede con un "sí, claro, ahora mismo" mientras toma el sol en la playa de Cancún en la horizontalidad de una tumbona. Desde ahí responde.

Finalizada la temporada, ¿se siente satisfecho?

No estoy del todo contento porque el final no ha salido como hubiera deseado. He acabado con malos resultados. En la Vuelta, por ejemplo, durante la primera semana me encontraba bien, pero después de abandonar -su director, Bjarne Riis, le expulsó de la carrera- me sentía fatigado. Una vez en casa, al levantarme por la mañana para entrenar, no me encontraba bien. Tenía dolores. Pensaba que no era nada, pero fui al médico, me hicieron unos análisis y me dijeron que tenía un virus. Se llama microplasma. Empecé a tomar antibióticos y eso me lastró en las clásicas de final de año. Ahora me siento mejor.

Pero brilló durante la primavera y ha estado cerca de ganar el Tour. ¿Eso no le satisface?

Sí, sí. Estoy muy contento con mi temporada por esas dos razones. Al Tour, que este año era duro y exigente, fue mucha gente en buenas condiciones, similares a las mías, pero en el Tour siempre pueden pasar muchas cosas. De lo que puede ser a lo que finalmente sucede... El Tour es otra historia. Y yo pude ser segundo. Mucha gente dice que soy yo quien ha ganado el Tour, pero para mí, he sido el segundo.

¿Se refiere a los 39 segundos que le sacó Contador en Port de Balés, cuando a usted se le salió la cadena, y resultó que aquello decidió la carrera?

Claro que pude haber ganado el Tour. Estaba preparado para ello. De todas maneras, 39 segundos son 39 segundos. No es mucho, pero es tiempo. Incluso un segundo lo es. Es una coincidencia que fuese precisamente el tiempo que perdí en Port de Balés el que decidiese el Tour. Esas cosas son parte de la carrera y suceden.

El día que ocurrió aquello usted estaba realmente enfadado con Contador. ¿Lo ha olvidado?

No.

Pero un día después le perdonó.

Son cosas diferentes. Perdoné a Alberto, pero no olvido lo sucedido. Ésta es una de esas situaciones que no se olvidan. Si tú vienes a mí y te disculpas por algo que has hecho, yo te digo que OK, que está bien, que acepto las disculpas, pero olvidar es otra cosa. En ciclismo todo vuelve alguna vez.

¿Qué quiere decir?

Que todavía creo, y es mi opinión, que no se puede hacer lo que él hizo. Cuando eres un campeón no actúas de esa manera. Alberto cometió un error.

Y se disculpó.

Sí, y ya te digo que yo le perdono, estoy bien con él, pero no olvido. Disculparse no resuelve lo que pasó. Tiene que asumir ese error.

Dice que en ciclismo todo vuelve alguna vez, y ahora puede que usted sea el ganador del Tour de 2010 si finalmente sancionan a Contador por el caso del clembuterol.

Puede que al final sea así, pero yo no he ganado el Tour sobre la bicicleta. Yo no he llegado de amarillo a París. No sé lo que van a decidir, pero para mí sigo siendo el segundo del Tour.

¿Cree en Contador?

Espero que Alberto sea inocente y pueda demostrarlo. No creo que haya hecho nada, pero desde luego yo no soy quién para determinarlo. Ahí están los médicos y los asesores que manejan toda la información para decidir sobre este caso.

¿Ha hablado con Contador después del Tour?

Sí. Estuve con él en un criterium.

¿Y después de que estallara el caso?

No, pero nos hemos mandado algún mensaje. Lo único que le he dicho es que espero que sea inocente y que yo creo en él. Nada más.

El caso de Contador, todos los casos de dopaje que ahogan de nuevo al ciclismo, ¿le afectan a usted de alguna manera? Dicho de otra manera: ¿logra usted mantener la pasión por este deporte?

Es evidente que todo esto no es bueno para el ciclismo. No significa que hacer más controles sea mejor para este deporte, pero el ciclismo lucha más que nadie contra el dopaje, de ahí la gran cantidad de controles que pasamos. Los positivos dan mala imagen, es cierto, aunque también hay que ser serios y analizar esa consecuencia desde otro punto de vista: somos el deporte que más luchamos contra ese problema.

La AMA propone ahora, en un informe posterior al Tour, hacer controles durante la madrugada. ¿Qué le parece?

¿Durante la noche? Eso es ridículo (se lleva el dedo índice a la sien en señal de locura). Hay que preservar la privacidad del deportista. Creo que es suficiente con que nos despierten a las 6.00 de la mañana. ¿Quién dices que ha propuesto eso?

La AMA, la WADA.

Ah, bueno (vuelve a colocar su dedo índice en la sien).

¿Todo esto no le hace plantearse dejar el ciclismo?

No. Sigo convencido de que tengo que seguir siendo ciclista.

Óscar Freire decía antes del Mundial de Australia que todo el mundo sospecha del ciclismo, pero que, en cierto modo, dadas las circunstancias, es algo normal.

No hay mucha gente que piense así. Para la prensa todo es dopaje, pero la gente que ama el ciclismo y nos ve sufrir sobre la bicicleta no piensa de esa manera.

¿Cree que el ciclismo necesita un líder, alguna figura, usted mismo, para abanderar una profunda reflexión?

Mmmm... Yo puedo ser un líder sobre la bicicleta, pero al bajarme de ella...

¿El ciclismo se ha convertido en un deporte individualista?

Para nada, un líder no puede vivir sin su equipo.

Me refiero, más que a la competición, a la actitud fuera de carrera de los corredores, que sólo se preocupan por lo suyo, lo que no deja de ser un ejercicio de supervivencia comprensible hasta cierto punto.

En ese caso sí, porque partimos de la base de que el mero hecho de doparse es una decisión personal en la que uno piensa en sí mismo. Si un corredor decide tomar algo para rendir más es estúpido, pero lo es él, no el ciclismo. No estamos hablando de una conciencia colectiva.

Sale del Saxo Bank y se despide de Bjarne Riis con el amargor del "affaire" de la Vuelta -Andy y O"Grady fueron expulsados de la carrera por el director danés tras llegar de madrugada al hotel en Tarragona-. ¿Con él mantiene una buena relación?

Ya no es la misma. Bjarne y yo hemos estado juntos durante mucho tiempo, pero para mí la decisión que adoptó en la Vuelta no fue la correcta. Nos podía haber dicho que teníamos que pagar lo que fuera, una multa, pero mandarnos para casa... No estoy de acuerdo. Yo estaba en la Vuelta para ayudar a mi hermano y no pude hacerlo.

El año que viene estará en otro equipo, el Pro Team Luxembourg.

Es un buen equipo, muy parecido al Saxo Bank. Bueno para luchar por el Tour, el gran objetivo, aunque también serán importantes la Vuelta al País Vasco, las clásicas...

¿Será algo más que corredor, al estilo Armstrong, en ese equipo?

No, yo sólo soy ciclista. No tengo ningún porcentaje en la sociedad ni tomaré decisiones. Me limito a ser ciclista, a correr en bicicleta.

¿Quién será el gran patrón del equipo?

Un empresario de Luxemburgo es el que lo ha montado todo. Él es el gran jefe. El equipo nace de una forma parecida a como lo hicieron hace unos años el Slipstream o el High Road. El manager será Brian Nygaard, ex jefe de prensa del Saxo Bank, y el director, Kim Andersen. La decisión de sacar el equipo no es ningún caso política. No hay dinero público. Todo es capital privado, de un empresario que tiene mucho dinero y quería embarcarse en el ciclismo. Tenemos patrocinadores pequeños, pero aún no está decidido el nombre de la marca principal. El proyecto es para un mínimo de cinco años. Yo he firmado por cuatro, como mi hermano.

Hasta ahora sólo ha disputado, para ganar, una grande al año, el Giro en 2007 y el Tour desde entonces. ¿Será distinto en 2011?

No, sólo disputaré el Tour. Aunque, después, creo que haré la Vuelta.

¿Y su hermano Frank?

Ambos nos centraremos en el Tour con el objetivo de ganarlo. Que lo lograra cualquiera de los dos sería perfecto.

Dicen que el recorrido del próximo Tour, montañoso, está hecho para Contador. ¿A usted le agrada?

Sí, pero creo que es incluso mejor para mí que para Alberto. Tiene menos contrarreloj.

Lo que sí tendrá en el próximo Tour será el cariño de la afición gala, que adora a los segundos, a Poulidor más que a Anquetil, y ha tomado partido por usted en su duelo con Contador. ¿Por qué cree que le aclaman a usted y le silban a él?

Yo no soy Poulidor. Creo que, más que por ser segundo, ese cariño tiene mucho que ver con que yo hablo francés y tengo mucha relación con la prensa francesa. Además, cuando Alberto atacó en Port de Balés en el Tour mientras yo arreglaba la cadena, el público lo creyó injusto y se puso de mi lado.