vitoria. Hasta que Xavi Pascual dio con los ingredientes necesarios para componer la receta del equipo casi invencible que amenaza con marcar una época en el baloncesto europeo, la Supercopa era una competición que hablaba euskera. Con cuatro títulos consecutivos, el Baskonia se apoderó en propiedad de un torneo que ya chapurrea el catalán. Y no sólo por el hecho de que el Barça haya tomado el testigo del cuadro gasteiztarra haciéndose con las tres últimas ediciones, sino porque ayer Juan Carlos Navarro entró en la historia del torneo al lograr, como Tiago Splitter, su segundo galardón como mejor jugador de la Supercopa.

La Bomba recibió un reconocimiento que hace justicia a los méritos contraídos en un fin de semana en el que se ha mostrado despiadado tanto frente al Real Madrid como, sobre todo, frente al Power Electronics Valencia.

Aunque en la semifinal se mostró tímido en el lanzamiento y cerró el duelo con 9 puntos, ayer destrozó al cuadro taronja con 22 puntos, diez en los tres primeros minutos, y lideró a su equipo hacia el enésimo título desde su regreso de la NBA. El escolta es la fantasía dentro de la legión de robots del equipo culé.