AHORA que los del Registro Mercantil han vuelto de su retiro vacacional y no han dado por bueno el proceso de ampliación de capital abierto por el Deportivo Alavés hace cerca de un año, que su decisión es la de anular la partida de dinero puesta por el actual presidente fuera de plazo, que nos informan de que la actual directiva se registró el pasado jueves cuando nos habían asegurado que ya se había realizado con mucha más antelación, cualquiera puede tener la impresión de que no hemos avanzado nada, de que aún estamos igual o peor que hace unos meses, que en todo este tiempo no se ha hecho nada digno de reseñar en el apartado económico.

Nos queda la sensación de que todo tiempo pasado, como en las coplas de Manrique, fue mejor, porque al menos era el original. Las reproducciones nunca fueron buenas y menos las piratas aunque tengan certificado de garantía. Quizás sea demasiado arriesgado asegurar que todo fue mejor porque, ¿qué entendemos por mejor? ¿Algo que es preferible o más conveniente? Una preferencia por algo es bastante subjetiva, pertenece a mi modo de pensar y no tiene por qué ser lo real ni lo único. Y eliminar esta subjetividad es complicado.

El Consejo ha reiterado por activa y por pasiva que todos los problemas (generados por los directivos anteriores, según ellos, por supuesto) que acucian al club son subsanables. Pero él no se ha caracterizado precisamente por su transparencia en el asunto económico. Aseguró, en un principio, que en el proceso de ampliación se suscribieron 1,6 millones de euros, después 1,3; al final, apenas fueron 1,1 los registrados. Ha hecho oídos sordos a las voces que le indicaban (por activa, pasiva y perifrástica) que tenía que efectuar una nueva ampliación de capital o pedir un préstamo para hacer posible la viabilidad de la entidad. Pero, tozudos ellos, han asegurado en todo momento que con bastante menos era posible; siempre han sostenido que con su plan sacarían del pozo económico al club. Aún sigo esperando a conocerlo.

Aquí hay que dejarse de palabras y pasar rápidamente a las obras. La viabilidad económica del club pasa por una inyección económica importante, y lo que queremos escuchar todos los aficionados es que los actuales dirigentes tienen esa cantidad o saben cómo la van a conseguir. Todo lo demás es tratar el mismo asunto una y otra vez sin la intención de llegar a ninguna conclusión, hacer perder el tiempo en dilaciones que retrasen la resolución de un problema al que se tenía que haber puesto solución hace tiempo, si realmente hubieran tenido ganas y capacidad para hacerlo. Esta es precisamente la sensación que, ante lo que oigo y leo, tengo últimamente.

En definitiva, hay que hacer un frente común, ponerse a trabajar y adoptar las medidas necesarias. Los aficionados ya le dieron su parabién a la directiva con la renovación de su carné y los jugadores también lo hicieron ayer. Ahora les toca a los directivos estar a la altura de las circunstancias con sus actuaciones.