Las Ligas las ganan equipos, los Mundiales, jugadores. Finiquitado ya el poco vistoso Mundial de Turquía, la cita internacional queda enterrada bajo una sensación general de aburrimiento. Salvo contadas excepciones -la historia recordará para siempre el duelo entre argentinos y brasileños- muy pocos partidos han desgranado esa mezcolanza entre emoción e intensidad que debería reinar en este tipo de torneos. Valga la final entre Estados Unidos y Turquía como ejemplo más cristalino. Entre medias, el Mundial ha servido al menos para que un puñado de jugadores demuestren por qué sus nombres merecen entrar en el exclusivo club de la excelencia, o al menos opositar para hacerlo en un futuro cercano -el Baskonia fichó al titular, pero el suplente de Bjelica en el Estrella Roja, Marko Keselj, también apunta maneras de estrella-. Muchos nombres que han contribuido a disfrutar un poco más de estas dos semanas de basket.

El caso del alero de los Oklahoma City Thunder ha sido el más significativo. 22,8 puntos, 6,1 rebotes por partido... Durant está llamado a marcar una época en la NBA. Sus 33 puntos en la final frente al anfitrión pusieron la guinda a un pastel con el que toma el relevo de Gasol como MVP del torneo mundialista. Ha sido el máximo anotador del conjunto dirigido por Coach K en cinco de los nueve partidos disputados -récord del torneo con 38 puntos ante Lituania- y en el resto ocupó el segundo lugar. Su impertérrita sonrisa de jugón delata a un hombre cuya repercusión mediática -es portada de un conocido videojuego- se ha disparado más si cabe. Y encima cae bien a todo el mundo. Por eso Lebron James le tiene envidia. Turkoglu, Teodosic, Kleiza y Scola completan el cinco ideal. El base serbio -quién mejor que él para cortar de raíz los éxitos de los júniors de oro con ese triple imposible- no ha desplegado todo su inabarcable potencial, pese a que sus números así lo atestiguan (11,3 puntos y 5,6 asistencias). En el ya consolidado combinado plavi, Teodosic ha estado bien acompañado por hombres como Savanovic -el nuevo jugador del Valencia ha representado como nadie el paradigma del adjetivo "enrachado"- o Marko Keselj (11,1 puntos y 3,1 rebotes).

jesucristo scola El nuevo jugador del Olympiacos se ha subido a la chepa de Nemanja Bjelica para, con la aquiescencia de Dusan Ivkovic, gritar su nombre al mundo tras una temporada en el Estrella Roja en la que el reluciente fichaje baskonista le robó todo el protagonismo. Con 22 años, Keselj es dueño por derecho propio del trofeo al jugador revelación del Mundial. Pero mientras Bjelica representa el ilusionante futuro del Caja Laboral, en Turquía el pasado azulgrana ha tenido en Luis Scola a su mejor estilete. No hay adjetivos para describir a un hombre capaz de anotar más de 30 puntos en cinco partidos consecutivos. Sólo Lituania fue capaz de empequeñecer un poco al ala-pívot de los Rockets, cuyo nuevo y multimillonario contrato -47 millones de dólares en cinco años- parece quedarse corto después de lo visto en Turquía: 27 puntos y 7,9 rebotes por partido. Si jugara a fútbol ya tendría su propia iglesia, como Maradona.

En una cancha, Scola es a la educación lo que Kleiza a la desfachatez. Casi tan determinante como el interior argentino durante todo el torneo, el lituano recordará para siempre su pobre actuación ante Estados Unidos como punto negro de un torneo en el que, por fin, se ha dedicado más a jugar al baloncesto que a tocar las narices a sus rivales, como bien pudo atestiguar José Manuel Calderón en Vitoria. Con 19 puntos y 7,1 rebotes de promedio poco más se puede añadir, salvo constatar su talento ofensivo que ahora desplegará en los Toronto Raptors. Allí se verá las caras durante la competición con Ersan Ilyasova. Con él y con su hermano gemelo, porque sólo así puede explicarse cómo un poste del talento del antiguo jugador del Barcelona ha cuajado un torneo tan desequilibrado. El hombre de máscara de plástico y rostro cubista lideró a Turquía en la fase de grupos (16,5 puntos y 9 rebotes) para derretirse en la semifinal ante Serbia y en una la final en la que nunca existió. Afortunadamente para el conjunto otomano, Turkoglu tomó el relevo de Ilyasova cuando el equipo de Tanjevic más le necesitaba. Incluido en el cinco ideal del torneo por decreto ley con 12,3 puntos y 4,2 rebotes de media, el jugador de los Suns se ha colado en una lista en la que también podrían haber entrado Juan Carlos Navarro (16,9 puntos), Carlos Delfino (20,6) o Lamar Odom (7,1 puntos y 7,7 rebotes).

sombras y decepciones Como siempre, para que unos brillen otros deben apagar su luz. Muchos de ellos tocan muy de cerca a la ACB, o incluso al propio Baskonia. Kosta Perovic, Pablo Prigioni, Bourousis, Aleks Maric... Unos se lo merecen más, y otros, como Tiago Splitter, menos, pero lo cierto es que cabía esperar un poco más del que sigue siendo mejor pívot de la Euroliga. Con 12,8 puntos y 5,2 rebotes puede parecer una temeridad hablar de decepción, pero el discípulo aventajado de Luis Scola se chocó con su mesiánico maestro en los octavos de final. De quien sí puede decirse que ha decepcionado es un buen amigo de Splitter, y el hombre llamado a cubrir su hueco en el Caja Laboral antes de que el Real Madrid se interpusiera. Ante Tomic pasó por Turquía con mucha más pena que gloria, por mucho que su entrenador alabara su juego durante las retransmisiones televisivas. Lo mismo puede decirse de un Ricky Rubio al que, una vez más, las grandes citas se le atragantan hasta la asfixia. Dentro de cuatro años, en el Mundial de España -quién sabe si con el Buesa como escenario-, su juventud se habrá transformado en madurez. Pero eso será otra historia.