En 2007 tuvimos el mejor año en materia de las apuestas. Llegamos a unas cotas sorprendentes. Sin embargo, a día de hoy, los apostantes evitan jugar y ya hemos bajado un 80%. La apuesta ha sido como el Sputnik", señala Santi Agirre, corredor de apuestas de Aspe. El zaldibartarra, ex manista, se acoge a la parábola del satélite ruso para hacer un símil con la situación de la apuesta y el Mesías metálico de la carrera por el espacio de la URSS en la guerra fría. La historia dictó sentencia, aquella esperanza murió al de tres semanas de alcanzar su meta: el espacio. Fue el principio del final. Sin embargo, el vizcaino no es tan pesimista: "El tiempo reparará esta caída que nos está afectando mucho. También a las empresas". El invento ruso, con las esperanzas de una nación, cayó; la apuesta ha tardado un trienio con el mismo efecto: la angustia. "La situación es complicada. La gente no mueve el dinero porque tiene miedo. Y el que puede apostar lo hace en menor medida que antes", afirma. Desaliento.

La situación viene de lejos. "El boom económico de 2007 ha desembocado en una caída progresiva del ingreso por corretaje", declara Agirre. Esta disminución conlleva tocar los bolsillos de empresas y corredores. "En 2002, 2003 y demás, empezaron a crecer los apostantes, pero en los últimos años, tras el Manomanista de 2007, los apostantes desaparecieron. Se diluyeron", desgrana. No obstante, el perfil del jugador lo tiene claro Agirre, no ha cambiado, sólo se ha transformado la capacidad económica. "Los que siempre van al frontón, a las primeras filas, son gente de un nivel medio alto. Pero, ahora, si antes podían jugarse 500 euros, solamente ponen en liza 100. Esta es la realidad", comenta el corredor. Y es que dicha realidad ha comenzado a comerse todo lo que viene alrededor. La pescadilla que se muerde la cola en un círculo vicioso que pone en peligro ciertos estratos de la pelota. "Los ingresos por corretaje suponían una buena porción para las empresas. Con esta ayuda económica se consigue dar un nivel de juego aceptable, se logra una base importante de pelotaris que puedan dar el salto, se crean escuelas y se hacen mejores contratos con los que tener a los manistas contentos", manifiesta Agirre. El hecho es que una empresa como Aspe ha reducido su plantel de pelotaris de unos 35 en 2008 a 24 -a los que hay que sumar a David Merino y al riojano recientemente fichado Gorka Esteban-.

valoración del verano "Ha sido un verano muy tranquilo. Las apuestas han sido jugadas pequeñas y en los festivales la gente tiene miedo. Una caída olímpica. Pero hay que ser optimistas, seguro que hay alguna salida", esgrime el de Zaldibar, quien apostilló que en Lekeitio -influyó la pareja ganadora Irujo-Barriola- hubo "menos gente de lo que esperaban las empresas". Influye, también, al Manomanista: "No sé si por el cambio". Como el Sputnik.