Dos de las selecciones que mejores sensaciones ofrecieron durante la primera fase del campeonato pelearán esta tarde (20.00 horas) por un billete para disputar los metales. El equipo anfitrión, una Turquía que cuenta por victorias sus apariciones en este Mundial, tratará de defender plaza ante Eslovenia, un equipo que ha regalado excelentes momentos de baloncesto a los aficionados durante el torneo.
La sólida selección otomana, apoyada en dos figuras como Turkoglu e Ilyasova, parte como clara favorita. Los más de 15.000 aficionados que abarrotarán las gradas del pabellón de Estambul propiciarán un ambiente aterrador para el cuadro eslavo. Pero los pupilos de Mehmed Becirovic si han demostrado algo es que se crecen ante las adversidades.
Eslovenia rezuma genialidad y conceptos. Lakovic y Dragic, cada uno a su manera, han dominado el ritmo de casi todos los partidos, y tienen a su lado ejecutores capaces de desmoronar cualquier defensa, incluso la de Constantinopla. La ventaja turca, más allá del talento de sus dos grandes estrellas, aparecerá en la pintura. La talla y la solidez de sus interiores pondrá a prueba la sospechosa solidez de Primo Brezec y la contrastada voluntad de pívots más heterodoxos como Zupan o el incansable Vidmar.
Antes de que arrancara el Mundial, durante la fase de preparación, nadie habría apostado un duro por la selección de un país que tiene más o menos la población de Euskadi y que acudía a las citas con las bajas de Beno Udrih (Spurs), Sasha Vujacic (Lakers), Erazem Lorbek (Barcelona) y Rasho Nesterovic (Olympiakos). Hoy en día, aunque todas las apuestas dan como claro favorito al combinado turco, existe espacio para la sorpresa.
El talento y la voluntad pondrán a prueba la solidez y la convicción de un conjunto turco que ha crecido en autoestima conforme sumaba victorias durante el torneo.