DESPUÉS del tercer batacazo consecutivo del Deportivo Alavés en la Copa, y sin tiempo casi para asimilarlo, disponían de un nuevo desquite en Mendizorroza contra un conjunto recién ascendido y reeditar lo acontecido hace un año en su enfrentamiento contra el Izarra. Después de la pifia copera, ayer debía conseguir los tres puntos para no perder más credibilidad y demostrarse a sí mismos y a los aficionados que son dignos de ser considerados aspirantes a estar en los puestos altos de la clasificación. Que lo que habían presenciado en ese encuentro había sido un tropiezo imprevisto puntual, no al verdadero Alavés. El deseo de los jugadores de resarcirse por el tropezón de la Copa no les nubló el pensamiento y la razón y la prudencia acabaron imponiéndose sobre el nerviosismo.

También ayudó que el Caudal Deportivo, que debe su nombre al río del mismo nombre, es un equipo humilde del grupo segundo (que de un equipo modesto se trata lo atestigua, entre otras cosas, que se desplazaran el mismo día del partido). Es uno de los conjuntos de menor presupuesto de la Liga pero sobrados en ilusión y eran conscientes de que si hacían medianamente bien las cosas podían lograr un resultado positivo y darle un susto a uno de los cocos de la categoría. De hecho ya dieron la sorpresa eliminando al Palencia en Copa, lo que les dio un plus de motivación y moral a unos jugadores seudo profesionales. Tan es así que el defensa Toyos no pudo desplazarse a Vitoria por motivos de trabajo. Cosas de la categoría.

Porque en su regreso a la categoría de bronce, donde ha estado diez temporadas, el conjunto de la cuenca minera demostró ser un conjunto muy cándido. Al menos en la primera parte y eso a pesar de que tuvo sus ocasiones claras. El Deportivo Alavés encontró una mina por la banda izquierda donde Salcedo, en algunas ocasiones Morcillo y, sobre todo, Rico entraron como Pedro por su casa. Y tanto fue el cántaro a la fuente que, en una de ellas, uno de los muchos centros realizados fue rematado a la red por un desdibujado, hasta ese momento, Geni.

En el segundo periodo el conformismo demostrado por el Alavés y el despertar de los asturianos motivaron que la aparente tranquilidad de los primeros cuarenta y cinco minutos desapareciera y surgieran los miedos. De esta manera, los inocentes jugadores asturianos llegaron con más facilidad a la puerta de Montero. Debido a la escasa ambición demostrada por los albiazules, a los que les duraba muy poco el balón en los pies, propició más sustos de los debidos. A tanto llegó la situación que hasta el míster alavesista, presa del pánico, terminó sacando del terreno de juego a los dos delanteros natos para, de este modo, intentar conservar la pelota ante un rival ya muy cansado.

En resumidas cuentas, lo que he visto no me ha gustado mucho. Que hayamos sido dominados tantos minutos por un equipo ingenuo no dice mucho en favor de unos jugadores albiazules que mucho tienen que mejorar para que los consideremos dignos de estar entre los mejores de la categoría. Al menos margen de mejora tienen? y mucho.