Quizás por su cercanía, las gestas que periódicamente protagonizan han adquirido casi el carácter de lo cotidiano pero lo cierto es que cada vez que Iker y Eneko Pou fijan sus ojos en un proyecto, éste termina convirtiéndose en una nueva y brillante página de la escalada. Así ha sucedido también en esta oportunidad, en la que los montañeros vitorianos han completado una de las vías más duras de los Alpes. Se trata de la Pan Aroma, abierta en el año 2007 por el alemán Alex Huber y que, hasta este momento, apenas había sido repetida en un par de oportunidades. Los 500 metros de escalada tienen una dificultad 8c y han sido superados por los alaveses en apenas cuatro días.
Un dato que, por sí mismo, deja bien a las claras la enorme calidad de estos hermanos que se han situado por méritos propios en lo más alto de la escalada a nivel mundial. Y es que lo que para la mayoría de los mortales resulta imposible y presenta la máxima dificultad para los más avezados de la especialidad, se transforma en presa sencilla en sus manos.
Ya pudo comprobarse cuando el pasado mes de junio dieron comienzo a este particular desafío de escalar las paredes más complicadas de los Alpes -la cuna de este deporte- encadenando la compleja vía Solo per vecchi guerrieri (8c/150 metros) en sólo cuatro días. No contentos con eso, ahora han puesto su rúbrica a la Pan Aroma y este próximo fin de semana partes hacia Suiza para afrontar la ascención que completará su particular trilogía.
El objetivo último de este triple reto es, además de transitar por algunos de los pasos más míticos de la escalada, corroborar una sensación que llevan más de un año exponiendo públicamente. Y es que Iker y Eneko tienen claro desde que en 2009 abrieron la vía Orbayu (8c+/9a/500 m.) que la asturiana se encuentra varios peldaños por encima del resto en cuanto a dificultad. En su contra, sin embargo, la falta de historia de escaladas en esas latitudes. Sin embargo, las comparaciones comienzan a dejar las cosas en su sitio. Mientras que en el Naranjo debieron emplearse a fondo durante dos meses y medio muy intensos, sus dos recientes incursiones en los Alpes las han saldado con éxito en apenas cuatro días.
De su última gesta, la Pan Aroma, destaca la dificultad añadida que suma a la ya de por sí exigente ruta el mal estado de la roca, muy rota y con problemas para contar con seguros fiables. Además, cuenta con un trazado muy futurista y un enorme techo (probablemente el más grande que se haya escalado hasta el momento).
"Es una vía en la que estás muy expuesto y el miedo a una caída que podría resultar fácilmente fatal es inevitable. La pared además está muy, muy mal -además de húmeda- y esa inseguridad hay que tenerla muy en cuenta", recuerda Iker. En cualquier caso, los vitorianos lograron sobreponerse a todas las dificultades y, tras una primera toma de contacto los días 8 y 10 de julio, entre el 13 y el 14 completaron la vía de manera definitiva. Para ello, se vieron obligados a pasar la noche colgados en medio de una fuerte tormenta que no impidió que alcanzaran la cima por la vía clásica.