ESPAÑA: Iker Casillas; Sergio Ramos, Puyol, Piqué, Capdevila; Busquets, Xabi Alonso (Marchena, Min. 93+), Xavi, Iniesta, Villa (Pedro, Min. 88); y Fernando Torres (Llorente, Min. 58).

PORTUGAL: Eduardo; Ricardo Costa, Carvalho, Bruno Alves, Fabio Coentrao; Pepe (Pedro Mendes, Min. 72), Tiago, Raúl Meireles; Simao (Liedson, Min. 72), Cristiano Ronaldo y Hugo Almeida (Danny, Min. 58).

Gol: 1-0, Min. 63: Villa, en un segundo remate, culmina una jugada trenzada por Iniesta y Xavi.

Árbitro: Héctor Baldassi (Argentina). Expulsó por roja directa a Ricardo Costa en el minuto 89 por un codazo a Capdevila. Amonestó a Xabi Alonso (Min. 74) por España, y a Tiago (Min. 80) por Portugal.

Incidencias: Partido de octavos de final del Mundial de Sudáfrica 2010, disputado en el Green Point Stadium de Ciudad del Cabo, ante la presencia de 62.955 espectadores.

Ciudad del Cabo. Un nuevo gol de Villa, el cuarto en cinco marcados por la Roja en el Mundial, clasificó a España a los cuartos de final, desbloqueando un intenso duelo ibérico con Portugal, y engrandeciendo a una selección que demostró su madurez a la hora de competir en un partido a vida o muerte.

Era una cita con la historia que marca la identidad de un equipo que busca ampliar su leyenda en la gran cita de Sudáfrica. Las grandes selecciones -Argentina, Alemania y Brasil- habían goleado en los octavos de final. Llegaba el turno de la campeona de Europa. Su físico no le da para amplias victorias pero su calidad le mantiene entre las favoritas al título.

Liberada del miedo al fracaso, de la tensión generada por el mal estreno en el Mundial, España saltó al césped del Green Point Stadium con personalidad. Era la hora de mostrar un estilo, de aprovecharse de tener enfrente un rival que hablaría el mismo idioma. Alejados de marcajes individuales, debía imponer su fútbol, fulminar la fuerza defensiva de Portugal.

Llevaba la selección de Carlos Queiroz 19 partidos sin perder. Un dato que habla por sí solo de un grupo disciplinado de jugadores que da el salto de calidad cuando Cristiano Ronaldo entra en contacto con el balón. Llovió todo el día en Ciudad del Cabo hasta la hora del duelo. El césped estaba rápido. Mediría el nivel físico de la Roja. A priori beneficiaba al astro luso, pero no tuvo su noche.

La salida con fuerza de España obligó a Eduardo a mostrar por qué no había encajado un gol en el Mundial pese a estar en el grupo de la muerte. Respondió en los tres primeros minutos a dos disparos de Fernando Torres y Villa.

Portugal se resguardaba del chaparrón. Se amparaba en su guardameta que volvía a sacar con dificultades un disparo raso de Villa. La defensa encimaba a Cristiano para que no recibiese en carrera. Un sistema de ayudas que dio éxito.

El árbitro, permisivo, dejaba jugar. Ronaldo le perdonaba la vida con la mirada en cada acción que caía al césped y la falta no era señalada.

Superó el agobio Portugal gracias a dos saques de esquina, dos faltas que pega Cristiano desde cualquier rincón del campo, por muy alejado que esté. España mantuvo el dominio pero sólo Villa lanzó desmarques de ruptura. El juego de la Roja se fue espesando. Faltaba verticalidad. Iniesta no encontraba su magia en el pase entre líneas y las ocasiones desaparecieron.

En ese guión estaba más cómoda Portugal. Pepe rascaba en cada acción. Es más futbolista de central, pero Queiroz le explota en la destrucción del juego rival.

El peligro llegó en las botas del que estaba siendo mejor lateral zurdo del Mundial: Fabio Coentrao. En sus subidas al ataque siempre inquietó. O fue frenado en falta o lanzó peligrosos centros. Dos de ellos acabaron en testarazos de Hugo Almeida que metieron el susto en el cuerpo de los españoles.

Fue el primer día que Iker Casillas midió su nivel. Inseguro en las faltas de Cristiano por los extraños del esférico y en un potente disparo de Tiago que sacó en doble intervención, la segunda cuando el balón se encaminaba a la red con la potencia de Almeida.

Las llegadas de España dejaron de acabar en disparos a puerta. Xavi y Villa lo intentaron. Alonso, que llegó tocado en el tobillo, no encontró hoy su espacio. Faltaba profundidad.

Se reanudó la segunda parte con el mismo guión. A España le faltaba chispa. Hasta Almeida, que no brilla por su velocidad, se fue en carrera de la zaga y en su pase a Cristiano se topó con Puyol con un balón que se envenenó para pasearse por la zona de gol sin encontrar puerta. Lo vio Queiroz y sacó al tapete la habilidad de Danny. Un diablo que quiso aprovechar los balones muertos que hasta ese instante perdía por milímetros la Roja.

La reacción de Del Bosque fue un gesto de personalidad. A los 58 minutos sentó a Torres y rompió con el pasado. En vez de apostar por Cesc y adelantar a la zona del 9 a Villa, apostó por Fernando Llorente que aún no había jugado un solo minuto en todo el Mundial.

El primer balón que tocó cambió el guión. Un centro preciso de Ramos desde el costado derecho lo remató en plancha con potencia pero poca colocación. Sacó con el cuerpo Eduardo. España pasaba a tener un ancla arriba, una referencia.

La siguiente acción con Llorente fijando a los dos centrales, el mago Iniesta salió de la lámpara para inventar un pase al borde del área, donde a muchos se les apagan las luces rodeado de rivales. Xavi prolongó la brillantez con un taconazo y Villa ejecutó. Su primer disparo con la zurda lo sacó Eduardo que desde el suelo vio que se colaba a gol el remache con la diestra del Guaje.

El quinto tanto de España en el Mundial 2010. El cuarto de Villa, el futbolista que engrandece a la selección. El gol desató el fútbol control de los hombres de Del Bosque. Portugal se desesperaba.

Sufrió un cortocircuito en la construcción y corrió detrás de sombras. El duelo estaba ya estaba anestesiado. No volvió a sufrir España.

Murió el encuentro con un gesto significativo. Con Portugal buscando el milagro, Cristiano chutó desde 40 metros. Su desviado disparo recibió los abucheos de la grada. Fue uno de esos partidos en los que muestra su impotencia. Mientras, el gran sueño hispano se alimenta y crece. Paraguay espera en cuartos de final.