port elizabeth. La sorprendente selección uruguaya, con el peso de la historia y su presente de buen juego, afronta hoy el desafío de superar al incansable equipo de Corea del Sur para avanzar a los cuartos de final, un logro por el que hace dos semanas nadie apostaba. Los celestes llegaron al Mundial a trompicones, tras quedar quintos en las eliminatorias suramericanas y necesitar de una repesca frente a Costa Rica para asegurarse el último boleto.

El propio seleccionador uruguayo, Oscar Washington Tabárez, reconoció que sus dirigidos fueron "muy irregulares" en la fase de clasificación. Pero, despojados de la tensión de jugar "al filo de la navaja" en las eliminatorias, en lo que va del Mundial apareció el mejor Uruguay de los últimos tiempos. Como ha sido el fútbol uruguayo de toda la vida. Los celestes primero se plantan firmes en la defensa para tratar de asegurar el cero en su portería y, después, buscan aprovechar las oportunidades frente a la portería rival. Hasta ahora han tenido un buen promedio de efectividad y las cosas les han salido muy bien.

Aún cuando no tengan el prestigio de otros equipos, en lo previo, más fuertes, los coreanos no serán un rival fácil para Uruguay. Tienen los asiáticos un juego de mucha velocidad, dinámica y un buen cambio de ritmo que va desgastando al rival. Parece que nunca se cansan y, aún pecando en ocasiones de ingenuos, son aplicados en los marcajes, por lo que subestimarles es un error.