Terminada la primera ronda de partidos y cuando todos los equipos han hecho su presentación, este Mundial me parece bastante rancio, con muy pocas novedades en los banquillos y con entrenadores con poca frescura. Sin embargo, fuimos testigos de un partido diferente en este sentido. México ganó a Francia por 2-0 con todo merecimiento. Domenech da la sensación de padecer botulismo. Demasiada gente en conserva, sin género fresco, sin ideas innovadoras y planteamientos encorsetados. El entrenador galo tiene aire de funcionario federativo, de papel carbón y póliza sin ninguna alternativa a la creatividad. Ni Mayo del 68 ni Revolución de 1789. Más bien un seleccionador que llegó sentenciado y se irá guillotinado. Por eso me sorprende que los bleus no intentaran más cosas.
Todo lo contrario que Javier Aguirre. Apostó por innovar respecto al primer partido, cambió la defensa, apostó por la juventud de Gio y Vela y cuando el empate sentenciaba a los mexicanos, volvió a apostar. Salió Hernández, El Chicharito, por Efraín Juárez. Un goleador por un lateral. Por fin un riesgo, algo distinto. Por si había dudas Cuauthémoc Blanco sustituyó a Guille Franco. Un veterano ilustre por un argentino nacionalizado. Y México ganó con el primer gol del chaval y la transformación del penalti por Cuauhtémoc. Los dos cambios que hizo El Vasco Aguirre marcaron. ¿Circunstancial? Sí, pero hay que hacer algo cuando la dinámica se atasca.
Hernández es un chaval que estaba en los juveniles de las Chivas de Guadalajara cuando fui su entrenador. Su padre jugaba en las Chivas y se le conocía por Chícharo que en México es como se les dice a los guisantes. Las Chivas de Guadalajara visten de rojiblanco y es la versión mexicana del Atlhétic, sólo admite en sus filas a jugadores mexicanos y desde luego es el equipo que aporta más jugadores a la selección. Tiene un espíritu rebelde, aportan ideas nuevas como crear un equipo en la MLS americana y más cosas que aquí serían difíciles de enumerar. Mi corta experiencia en ese club fue excepcional y Aguirre lo sabe, tiene ese espíritu de riesgo y lo aplicó con muy buen resultado ante Francia.
En general estoy bastante decepcionado con el papel de muchos entrenadores que teóricamente van a países lejanos para aportar cosas. Nigeria se atasca con el sueco Lagerback. Las Águilas Verdes vuelan más bajo que nunca, sin baile ni ritmo, con un corsé táctico que coarta cualquier iniciativa. Una cosa es aportar algo de orden al equipo y otra cosa es pretender planteamientos de juego suecos a Nigeria. Siempre he defendido el concepto de que se juega como se vive y da la sensación de que Lars Lagerback pretende adaptar a sus jugadores a su filosofía y no integrarse en la del equipo y explotar sus cualidades aportando algunos retoques.
Algo parecido observo en Paul Le Guen con Camerún, Eriksson con Costa de Marfil y algo menos con Parreira en Sudáfrica. He vivido la experiencia de entrenar dos selecciones extranjeras y si algo tengo claro es que hay que entrar ofreciendo y no exigiendo y por supuesto dejar a un lado cualquier sospecha de colonialismo. África y América ya no soportan más actitudes colonialistas, quieren vivir su vida y les gusta que se les respete su estilo de juego.
Por una razón u otra este Mundial me esta resultando bastante rancio. Falta frescura.