Ha cargado desde que llegó a la liga con el peso de las comparaciones que han querido establecer entre él y Michael Jordan. Y casi siempre ha salido escaldado, criticado y cuestionado. Kobe Bryant, un tipo de carácter especial, un tanto difícil para los que lo rodean, se aproximó la madrugada de ayer un poco más a su espejo, al eterno líder de los Chicago Bulls y ahora director general de los Charlotte Bobcats, al conquistar el quinto anillo de su carrera como jugador.

Kobe, a punto de cumplir 32 años, se encuentra sólo a un título de los seis que logró Air Jordan durante su carrera. Con el triunfo ante los Celtics, el escolta de Filadelfia ha conseguido situarse a la altura de otra leyenda de los Lakers, el ahora vicepresidente de la franquicia Magic Johnson. Y todavía le queda gasolina para seguir escalando en una clasificación que corona el inigualable Bill Rusell, abucheado ayer en Los Ángeles, con once entorchados de la NBA.

Pese a todo, la sospecha gira siempre en torno a la figura de un hombre al que la NBA ha desplazado del primer plano para dejar sitio a The Chosen One (El Elegido), un Lebron James que le arrebató el título de jugador más valioso de la temporada regular y que, pese a seguir mostrándose incapaz para pelear por el anillo, conserva la etiqueta de sucesor de Jordan. Y eso a Kobe, un competidor nato, le duele

Los detractores de Bryant, un gallo al que no le gusta demasiado compartir gallinero, aseguran que todos sus títulos han llegado gracias a los grandes jugadores que lo han acompañado. Los tres primeros, los del trienio 2000-2002, los ganó junto a Shaquille O"Neal, que se llevó además el premio de MVP de las finales en todos ellos. Siempre se ha dicho que Shaq, por aquel entonces imparable, llevó el peso de la etapa triunfal de los Lakers.

Y ahora, a pesar de la discreción del español, la sombra de la sospecha gira en torno a un Pau Gasol que ha obrado la mutación de los Lakers, presentes en todas las finales desde su llegada en febrero de 2008.

De lo que no cabe duda es de que Phil Jackson es parte importante del éxito. El entrenador de los Lakers, presente en todos los títulos tanto de Jordan como de Bryant, suma once, a los que habría que añadir los dos que logró como jugador de los Knicks.