vitoria. Tras caer derrotados en la jornada inaugural, Grecia y Nigeria necesitan hoy una victoria para mantener vivas sus opciones de clasificación para los octavos de final. En ambos casos lo peor no fue sólo el resultado, el fondo, sino también el juego, las formas. Ni los de Otto Rehhagel ni los de Lars Lagerback hicieron gala de la más mínima mordiente ofensiva. Nigeria se contentó con frenar las arremetidas de Argentina gracias a la espectacular actuación de Enyeama y Sergio Romero, guardameta de la albiceleste, asistió a todo el encuentro como mero espectador. Más pírrica fue todavía la puesta en escena de Grecia, ampliamente superada por una Corea del Sur que se encontró con todo tipo de facilidades.

Mucho tendrán que cambiar las cosas para que ambas selecciones den el necesario paso al frente, ya que ni los helenos ni los nigerianos andan sobrados de argumentos deportivos. El combinado europeo, que aún no conoce la victoria en un Mundial ni lo que es perforar la portería rival, siempre ha basado sus jugadas de ataque en el ardor guerrero de Gekas y en los balones largos para Charisteas. Todo lo que sea hablar de combinaciones y de rasear el balón no entra en su ideario. Tampoco los africanos atraviesan su mejor momento. Los jugadores de renombre de la década de los 90 figuran ya en los anales de la historia y su actual grupo humano carece del brillo de antaño. Pondrán voluntad, pero eso no siempre basta para ganar partidos.