Diego Armando Maradona se puso contentísimo, y encantado de conocerse, se dirigió a sus ayudantes como diciendo, ¡veis, esa jugada que hemos ensayado...!
Probablemente fue así. Jugada ensayada (no por él, sí por sus técnicos ayudantes) y espléndido gol de Argentina anotado por Heinze, un defensa con fama de colérico, que jugó en el Real Madrid y ahora milita en el Olympique de Marsella. Una jugada de estrategia y victoria estratégica, pues comenzar con buen pie el Mundial es fundamental, pues suelta los nervios y permite afrontar el resto de la liguilla sin necesidades perentorias.
Efectivamente, Maradona se convirtió en protagonista estelar de la función. Para empezar es él, la leyenda, y por si fuera poco el Diego se encargó de ensalzar su propio rol protagonista al aparecer en el escenario embutido en un impecable traje, y más bien parecía que iba de bodorrio en vez a dirigir a la selección Argentina en la magna cita futbolística.
Tan sólo habían transcurrido seis minutos y la albiceleste encarrilaba el partido, que comenzó electrizante porque así lo quiso Messi, la otra gran e inevitable referencia; el chico llamado a subir al pastizal olímpico donde gambetea su excelso entrenador tras dejar huella en el Mundial africano. Messi no hizo nada del otro mundo, pero fue suficiente para intimidar a la floja selección nigeriana y convertir a Vincent Enyema, su portero, en la gran estrella del encuentro por lo muchos balones que tuvo que tocar para dejar su portería casi indemne.
Messi dispuso al menos de media docena de oportunidades claras para batir a Enyema, pero no hubo manera. Lo intentó con su tiro a rosca que tantos estragos ha hecho en las competiciones europeas, encarándole después de sortear a varios rivales en una de sus cabalgadas eléctricas o tirando paredes con sus compañeros. No hubo manera.
Enyema, además, conjuró varias oportunidades de gol de Higuaín, sobre todo un mano a mano franco en el minuto 20 que el meta nigeriano resolvió saliendo al encuentro del delantero madridista con mucha diligencia y tapándole bien todos los huecos.
el vuelo raso de las águilas La no goleada de Argentina certificó la insolvencia de las Águilas verdes, más que la alcurnia de la albiceleste, que ni por asomo dio un recital futbolístico. La actual Nigeria no tiene en sus filas a futbolistas reputados, como Amokachi, Oliseh, Ikpeba, Yekini, Finidi o Kanu, pero los actuales acreditan la misma insolvencia, según demostraron ayer en el Ellis Parck de Johannesburgo.
Nigeria, con más de 200 millones de habitantes, se convirtió hace dos décadas en la gran esperanza del fútbol africano, pero al parecer tampoco ha llegado todavía su momento.
Por no dar, Nigeria no dio ni patadas, lo cual agradeció sobremanera Messi, habitual perjudicado, y tampoco voló ni por arriba o raseando. Salió intimidada y no varió su guión en todo el partido, es decir, se quedó atrás esperando sorprender a su rival en alguna contra.
Maradona, en cambio, ofreció una apuesta muy ofensiva, colocando a cuatro delanteros, Tévez, Messi, Di María e Higuaín, sobre el terreno de juego, pero semejante despliegue de talentos apenas produjo un par de pinceladas de buen fútbol.
A Messi le dio libertad total, pero la Pulga apenas encontró predisposición ni compañeros con los que asociarse con el balón, según está acostumbrado en el Barcelona, en mucho episodios del encuentro tuvo que bajar hasta la zona media a pedir la bola para volver a intentarlo.
La selección Argentina es otra dimensión, y está claro que si el astro futbolístico quiere forjar una marca histórica en este Mundial deberá escanciar su mejor talento buscándose la vida. Como hizo el Diego en México"86, o en Italia"90, donde medio cojo pudo llevar a la albiceleste hasta la final y a punto estuvo de lograr el título en la final contra Alemania.
Maradona ni sabe ni probablemente ha querido construir su selección al modo barcelonista, pero dispone de un elenco de hombres tan acreditados y curtidos que, a poco que hagan es suficiente, sobre todo si enfrente tienen un rival que no exige precisamente un sobre esfuerzo.
Con el paso del tiempo Argentina, fue cayendo en la abulia, de la que tan sólo salía mediante algún arreón de Messi o la predisposición de Tévez a currar para mayor gloria de Maradona. A Higuaín le faltaban espacios para sorprender desplegando su larga zancada, y apenas hubo noticias de Di María, el extremo pretendido por el Madrid de Mourinho y por cuyo traspaso el Benfica ha pedido 30 millones de euros, cotización que de modo alguno acreditó ayer.
Argentina se entregó en la complacencia y eso le pudo costar muy caro con tan escuálido marcador.
Taiwo tuvo la oportunidad de poner a prueba al casi inédito Romero con un lanzamiento ajustado al poste hacia el minuto 70, osadía que le costó salir lesionado instantes después.
Uche, el delantero del Almería, doce minutos después, también malgastó otra gran oportunidad para que Nigeria hubiera podido empatar al bicampeón mundial.
No pasó, aunque tampoco habría sido justo. Maradona pudo así pasar la primera prueba, y alardear de lo bien que sabe trabajar las jugadas de estrategia.
ARGENTINA: J. Romero; Jonás Gutiérrez, Demichelis, Samuel, Heinze; Mascherano, Verón (Maxi Rodríguez, Min. 74); Messi, Tévez, Higuaín (Milito, Min. 79) y Di María (Burdisso, Min. 85).
NIGERIA: Enyeama; Odiah, Shittu, Yobo, Taiwo (Uche, Min. 75); Etuhu, Haruna, Kaita; Ayegbeni, Obinna (Martins, Min. 53), Ogbuke Obasi (Odewingie, Min. 60).
Goles: 1-0, Min. 6: Heinze remata el balón de potente cabezazo, lanzado en plancha, tras el saqeu de un córner.
Árbitro: Wolfgang Stark (Alemania). Amonestó a Jonás Gutiérrez por Argentina y a Haruna por Nigeria.
Incidencias: Partido de la primera fase del grupo B disputado en el estadio Ellis Park de Johannesbugo ante 55.686 espectadores.