logroño. Mientras el vitoriano Josu Ortubay descansa ya en su domicilio tras regresar hace tres días de su expedición al Everest, su compañero Alfredo García regresa también a la normalidad en Logroño mientras se recupera todavía del edema que sufrió durante su ascensión a la cima del Himalaya. Con evidentes síntomas de agotamiento, consecuencia de estar 44 horas a más de 8.000 metros de altitud, García fue recibido por el presidente de La Rioja, Pedro Sanz.
Sin embargo, peor suerte ha tenido el tercer expedicionario, el vasco Pedro García, que perderá entre cuatro y seis falanges de las manos por culpa de la congelación que sufrió en el ascenso y descenso, donde quedaron atrapados y tuvieron que ser rescatados por un grupo de sherpas. Pedro continúa en la Clínica Maz de Zaragoza, donde también estuvo ingresado su compañero Alfredo, a la espera de pasar por quirófano para la amputación de sus falanges. "El instinto de supervivencia te impide pensar en lo peor en esos momentos, aunque ahora creo que (la muerte) estuvo cerca", aseguró García. Tras su experiencia en el Everest, el montañero piensa que "hay quien le ha perdido el respeto a esa montaña" y "parte de culpa la tienen cosas como el que suba alguien con 13 años", en alusión a Jordan Romero, un niño norteamericano que ascendió a la cima y con cuya expedición coincidieron en un campo.