"Hacia las ocho de la mañana, Asier nos decía que iban muy bien, tanto de tiempo como de fuerzas; a las 11.00 horas, Edurne nos aseguraba, muy animada, que en una hora estarían en la cima; a las 12.45, un cansado Alex calculaba que sería cuestión de 30 minutos como máximo.... Sin embargo, hasta las 14.10 no llegó la llamada desde la cumbre. Esto da una primera idea de lo duro que resulta escalar a 8.000 metros de altitud, con tan sólo un 33% del oxígeno disponible a nivel del mar, y (van de la mano) la más que segura deshidratación que todos han sufrido, dado que cuanta más agua lleves más pesa la mochila."

"Han disfrutado de la cumbre porque además el viento que había era suave, no pasaba de los 30 kilómetros por hora. Han iniciado el descenso entorno a las tres de la tarde y esperamos que no lleguen al campo base hasta mañana entrada la tarde. La expedición estaba muy entera y Edurne decía que estaba pletórica".

"Es importante recordar que el equipo de "Al Filo de lo Imposible" ha ido en todo momento por delante de todas las expediciones que esta primavera intentan la montaña; ha abierto la huella, buscado el mejor camino a través de los pasos difíciles y peligrosos, y equipado toda la ruta hasta que se han quedado sin cuerdas. Por esa razón la escalada se ha complicado mucho, cuando han tenido que remontar un corredor de hielo sin cuerdas con las que asegurar la progresión -ni el descenso-. Pero todo ha ido bien y están bastante enteros todos. Nos damos por satisfechos. En todo momento tanto cuando les quedaban horas para llegar a la cumbre como cuando nos han confirmado que la han hecho estaban bastante enteros y bastante bien. Nos ha llamado la atención lo bien que les escuchábamos, lo enteros y lo contentos que estaban. Ahora tienen que descansar y regresar a Katmandú, allí organizar el viaje al Tíbet y eso va a llevar unos días. Es cuestión de que los miembros se repongan debidamente e iniciar la siguiente expedición".